Siria catástrofe política


A pesar de tener la mayor visibilidad y autoridad, y ser conducida por las personalidades y organizaciones más relevantes, en las cuales las sociedades depositan la mayor confianza, la política es la esfera social en la cual los avances son más lentos e irrelevantes.
Después del impulso recibido en el siglo XVIII cuando en Europa Occidental y los Estados Unidos se registraron cambios trascendentales, entronizando la democracia, la soberanía popular, el estado de derecho, las libertades y los derechos humanos; así como los valores que han servido de base a la constitución de más de 150 repúblicas, no se han experimentado cambios trascendentales y los avances de entonces no han sido parejos ni se consolidaron al mismo ritmo.
Tras miles de años de historia y de extraordinarios aportes a la cultura universal, el atraso político de Oriente Medio es antológico. De hecho, no se han generado allí instituciones políticas capaces de favorecer la estabilidad y el progreso para cada país y la región en su conjunto.
Las elecciones y la soberanía popular, la alternancia en el gobierno, la separación de poderes, el debido proceso, las libertades de expresión, reunión, prensa y otras instituciones básicas son allí limitadas y, el voto femenino. Así como la igualdad de las mujeres y las niñas son aspiraciones todavía lejanas.
En esa parte del mundo, la historia cooptada por el colonialismo y el neocolonialismo y fuertemente influida por la religiosidad, especialmente por el islam, se congeló y quizás por ello, el nacionalismo y el panarabismo árabe que, a mediados del siglo XX introdujo la modernidad política, se ralentizó hasta paralizarse, incluso retroceder; razón por la cual, la religiosidad y el confesionalismo ligado a la política, han alcanzado un auge inusitado.
Como parte de ese retroceso, en Oriente Medio, el Magreb y África del Norte hay al menos una docena de estados de inspiración islámica y algunas teocracias. Aunque no en todos se aplica rigurosamente la Ley islámica y la Sharía, el aumento del confesionalismo y el primitivismo político que ello representa es un hecho.
Como parte de ese retroceso acaba de registrarse un hecho sin precedentes cuando el Partido Baaz Árabe Socialista, fundado en 1947 y única organización política de signo progresista que llegó a estar  presente en toda la región, acaba de abdicar ante la entente terrorista que se ha apoderado del poder en Siria, el último de los estados genuinamente laicos de la región.
Esa formación anunció la suspensión de todas sus actividades y la disolución de sus estructuras en Siria, entregando todas sus propiedades, cuentas bancarias, locales, edificios, instalaciones, centros docentes, incluida la universidad Privada Al-Sham a las “nuevas autoridades”.
Nunca se había visto que un partido político se entregara como si fuera parte del ejército derrotado, como acaba de hacerlo lo que fue el Partido del Renacimiento o Partido de la Resurrección. Su credo de orientación socialdemócrata rechazó la lucha de clases asumiendo como válidos el laicismo, la propiedad privada, la economía de mercado y en términos generales el capitalismo.
El término Baaz (en árabe resurrección) alude a una toma de distancia de la traición de que los países árabes fueron objeto cuando en 1916 Francia e Inglaterra adoptaron el acuerdo Sykes-Picot, mediante el cual se repartieron parte de los dominios del Imperio Otomano, incluida Palestina.
La propuesta del panarabismo, o sea la unidad del mundo árabe es lo más avanzado que ha producido el pensamiento político en Oriente Medio. Siria y Egipto que llegaron a unirse en un solo país, la República Árabe Unida (RAU) (1958-1961) estuvieron entre los más avanzados. En 1966 la ruptura fue total.
Aunque en Siria ha sido derrocada una dictadura indefendible, no peor  que las sobrevivientes, no hay allí liberación alguna ni se verifica un progreso político o social. No se ha levantado un paradigma revolucionario, sino que ha aparecido un peligro inmenso. Algo puedo asegurarles. El pueblo sirio no eligió. La catástrofe es enorme. Luego les cuento.

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