¿Manifestación Pacífica? ¿Así?
El gobierno de Joe Biden amenanza con más sanciones para Cuba si no se permite la manifestación anunciada para el 15 de noviembre y políticos y noticieros no paran de alentar a la misma. Y como se siente como los grande demócratas de la película se encumbran con que en Miami se les ha dado permiso a manifestaciones de “esa misma Alianza Martiana” y más recientemente del grupo de “ese Carlos Lazo,” quien incluso llegó hasta la Casas Blanca en político recorrido a pie de Miami a Washington.
Eso es cierto. Pero, si comparamos, solo en parte. Y en una parte pequeñísima. Por ejemplo, es cierto que Andrés Gómez en numerosas ocasiones ha acudido a las autoridades policiales con el fin de pedir autorización para en algunos sábados en la mañana realizar caravanas de autos que con banderas y cartelitos piden el fin del bloqueo a la Isla. Y un “Okey” ha recibido.
Los cubanos de Miami aducen que no se puede permitir que la dictadura impida la marcha de noviembre, pues es una marcha PACÍFICA, así, con mayúsculas lo dicen, y de paso inventan la brutal represión que prepara el régimen para impedirla, con muertos, desaparecidos y encarcelados, tal como si Cuba fuera Colombia, donde hace poco el pueblo se tiró a las calles exigiendo la renuncia del presidente Ivan Duque, presidente muy estrechamente unido a Washington, y hubo cañones de agua, gases lacrimógenos, cientos de detenidos y como 90 muertos, pero sin que el secretario de Estado, Antony Blinken, señalara violación a algún derecho humano.
Estados Unidos ha sido escenario de largas y gigantescas protesta civiles: contra la guerra en Vietnán, contra la represión a los negros, por la igualdad de la mujer y muchas otras. Pero ninguna de ella ha pretendido un cambio de régimen en el país: destituir al actual sistema político, social y económico e implantar, digamos que el chino o el soviético. Por su parte, las autorizadas caravanas de autos contra el bloqueo solicitadas por Carlos Lazo o Andrés Gómez nada tiene que ver con la estructura política del país y solo piden al gobierno estadounidense que ponga fin a un criminal bloqueo al que el mundo se opone, como se ha visto en votaciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Y no una vez, sino ya 29 veces.
Habría que ser muy bobo –y parece que los cubanos de la Isla no lo son– para pensar que la marcha que se anuncia y que Washington, políticos y noticieros enfebrecidamente promueven, es pacífica y no dirigida a un cambio de sistema político, social y económico en una isla que soporta por más de sesenta años un gran bloqueo económico, aun más endurecido durante la administración de Donald Trump y ahora por la de su sucesor Joe Biden. Bloqueo incluso agravado por las consecuencias de la terrible pandemia que asola al mundo.
Si a Andrés Gómez no le hubieran dado por alguna razón permiso para las caravanas de autos en la que siempre participa la Alianza Martiana y otras organizaciones, respetuoso de la leyes estadounidenses, daría media vuelta y los autos en esta ocasión no saldrían a recorrer algunas calles y avenidas de la ciudad con letreros que dicen abajo el bloqueo y con flameantes banderitas. Y, por supuesto, ni los chinos ni los rusos por eso iban a iniciar una campaña mundial contra los Estados Unidos exigiendo que a la fuerza tenía que permitirse.
Y que hay que ser muy, pero muy bobo, más que el bobo de la yuca, para no saber que los organizadores de la marcha de Cuba, muy bien dirigidos lo que quieren es tremendismos, que ocurra, una matanza como la de Colombia, aunque no tendría que ser tanto, de manera que Biden, sus funcionarios y su OEA al fin tengan una verdadera razón para poner sus gritos en el cielo: “¡Hasta cuándo! ¡Hasta cuándo hay que permitir una dictadura castrista comunista en nuestra América pacífica y libre!”
No recuerdo a quien refiriéndose al presidente Joe Biden le oí decir un spanglish, Joe Bidel, el cual tentado estuve de usarlo en este crónica, pero pensé que el Presidente debía ser respetado aunque continúe emulando con su antecesor Donald Trump e incluso superarlo en el tema Cuba. Para ello no le ha importado hacer lo contrario de promesas electorales.
¿Habrá alguien que honestamente crea que los invasores de Playa Girón, los del avión de Barbados con sus 72 víctimas, los de tantos intentos de asesinar a Fidel Castro, los de múltiples actos terroristas que tantas vidas inocentes han costado, los que millonariamente multan a los bancos extranjeros para que suspendan las transacciones con la Isla, los que en medio de una mortífera pandemia impidieron que Cuba adquiriera respiradores artificiales para salva vidas y que, ahora, de repente, abogan por tranquilas protestas en la Isla?
Así ha sido. Y hay que recordar como hace sesenta años el Vice Secretario de Estado, Lester D. Mallory, en informe entonces secreto al Congreso fundamentó el bloqueo que vivo y exacerbado todavía se mantiene diciendo que como “la mayoría de los cubano apoyan a Castro había que lograr la privación a Cuba de dinero y suministros para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno,” Esa es la realidad que se mantiene. Así que es imposible que alguien pueda creer que los seguidores hasta ahora de la tal mantenida y criminal política quiera marchas pacificas en Cuba y que estos señores sean los nobles pacifistas que apoyan y sufragan a alguna gente allá en el sueño de volver a imperar en la Isla?
¿PACIFICA? ¡Hay, señores, ni aquel bobo de la yuca que se quería casar comiendo trapo y comiendo papel se traga eso!
Para Radio MiamiTV, Nicolás Pérez Delgado.
Sin opiniones en esta entrada. Deje la suya.