Según el decir de algunos “sabichosos”- de esos que se las saben todas- el Presidente norteamericano Donald Trump definirá su política hacia Cuba en un discurso que pronunciará a principio del mes entrante en la ciudad de Miami.
La información que ha sido recogida en algunos “Sitios” de la internet señala que la Casa Blanca si bien no romperá las relaciones diplomáticas restablecidas entre Washington y La Habana por el Presidente Barack Obama, sin embargo la nueva administración Republicana revertirá algunas medidas que sirvieron para facilitar los viajes de norteamericanos a la isla así también como aquellas que hicieron más fáciles las relaciones con sus compatriotas de la isla por parte de aquellos cubanos que viven en Estados Unidos.
Según las fuentes informantes la marcha atrás del Presidente Trump a los pasos dados con anterioridad por la administración Demócrata de Obama ha sido gestionada con la Casa Blanca por el Senador Republicano Marco Rubio con el apoyo del también Senador Robert Menéndez , Demócrata por el Estado de New Jersey y el Congresista por La Florida Mario Díaz Balart quienes se han comprometido a darle todo su apoyo a Trump en el Capitolio a cambio del endurecimiento de medidas anti-cubanas contra la isla a pesar de que con ello se afectan los intereses y los sentimientos tanto del pueblo cubano como de los Estados Unidos.
Nosotros no ponemos en duda la certeza de la información puesto que siempre hemos sabido de las malas intenciones que tienen para Cuba y su pueblo estos Senadores y Congresistas de origen cubano, que para desgracia de todos posan sus asentaderas en el Capitolio de Washington. Sin embargo aunque del Presidente Trump se puede esperar cualquier cosa dado su carácter impulsivo e impredecible, no es menos cierto que hay muchos intereses en juego como es el futuro del comercio y los negocios bilaterales que no es asunto de poca monta para que Trump- el mismo un exitoso empresario- los tire por la borda dejando atras una política que es de beneficio mutuo para las dos naciones. ¿Para complacer a quién? –A Marquito Rubio que fue su enemigo y a Díaz Balart que tampoco ha sido su amigo de antes o a Bob Menéndez que era un firme defender de Hillary Clinton?
Claro está que es Donald Trump el que decidirá en definitiva cual ha de ser su política hacia Cuba. O Trump se gana un aplauso de amistad por continuar por el camino de las buenas relaciones o si se pliega a las demandad de la extrema derecha cubana de Miami lo que se gana es una sonora trompetilla. La suerte está echada.
Y hasta la próxima entrega de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.











