No hay mal que por  bien no venga

 

 

Son muchos y hablo de  millones de personas  los  que están en Estados Unidos y  el resto del mundo muy descontentos  con la política  y manera de gobernar  del Presidente norteamericano Donald Trump. Hasta el  punto que según las encuestas realizadas sobre la popularidad del rubicundo vecino  de la Casa Blanca estas arrojan el índice  más bajo que jamás  haya alcanzado un Presidente en Estados  Unidos  a lo que se suma  su mala  imagen  en el exterior, empezando por  un  vecino tan cercano como  México al que  Trump  quiere  imponerle  un  muro  alto  de concreto en sus  fronteras  y que además  que sea el país azteca  el que pague  la cuenta de su construcción.

De Europa ni se diga  dónde  lo ven en toda  su indelicadeza demostrada  en su reciente viaje  a Paris donde tuvo  la mala pifia de hacerle  un elogioso  cumplido  a la esposa  del Presidente Macrón que más bien resultó   un insulto dada la edad de la Primera Dama  de Francia. En América Latina  ven a Trump con mucha  desconfianza sobre todo por  su posición con respecto a Cuba donde el nuevo mandatario  norteamericano en su “anti-obamismo” enfermizo, ha preferido darle una  vuelta  al  reloj de la  historia en alianza  infame con la  extrema derecha cubana  de Miami que seguir  adelante  con la  política de mejoramiento de las  relaciones entre Cuba  y  Estados Unidos iniciada  por  su antecesor  Demócrata.

Mientras tanto los rusos  y los  chinos siguen una política  de discreta cautela ante el  fenómeno Trump que como  un violento  tornado  hace de Estados  Unidos  un  país  inseguro como nunca antes  en  su  larga historia como nación.

Así las cosas hay quienes tienen la sabichosa opinión de que Donald Trump como Presidente de Estados  Unidos  es bueno  para el resto del mundo, aunque  no lo sea  tanto para su país, puesto que una  nación norteamericana con menos  prestigio internacional y carente de  liderazgo  mundial por  falta  de amigos y aliados  verdaderos, hará  al  mundo más libre y seguro que bajo le hegemonía globalista  del  poderoso coloso del  norte. El león de la  Metro con  su  atemorizador rugido se ha trastocado en un gato  con botas aunque este   disminuido felino siga teniendo colmillos  atómicos.

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Con Donald Trump en la Casa Blanca los  norteamericanos  se han sacado la lotería sin  billete. Y  el Mundo también. Es que no hay mal  que por  bien  no venga.

Les habló para Réplica de Radio-Miami su director  Max Lesnik.

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