En Miami no le han “parado bola” como dicen los venezolanos para señalar que no se le ha prestado atención al caso, pero de todas maneras hay que consignar el hecho para que las cosas queden claras y precisas ante el hecho de que la llamada “Disidencia” opositora a la Revolución cubana se está vistiendo de “Batistiana” retrotrayendo el debate cubano al año 1958 cuando el dictador Fulgencio Batista detentaba el poder teniendo enfrente a las huestes rebeldes revolucionarias. Es como querer echar atrás la historia.
Digo esto porque por uno de los Canales Cloacas de la televisión de Miami salió al aire a bombo y platillo un reportaje sobre una visita que hizo a la capital norteamericana el ex congresista Republicano Lincoln Díaz Balart de conocida prosapia batistiana llevando de la mano a un titulado “Disidente” de la isla de la raza negra-más conocido por el sobrenombre de «bistec»por su gusto desmedido por la carne de res- para que se reuniera con los legisladores cubano americanos que en el Capitolio de Washington abogan para que la nueva administración republicana del Presidente Donald Trump eche atrás todas las medidas dictadas por Barack Obama tendientes a la normalización de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
Todo hace indicar que la “mercancía batistiana” que anda vendiendo Díaz Balart ya ha sido comprada por el Senador Marco Rubio y sus colegas Republicanos de La Florida, que ahora tratarán de que la Casa Blanca también la haga suya como política anti-cubana de confrontación con el gobierno de la isla. Tremendo “embarque” es el que le quieren dar a Donald Trump.
Lo que anda vendiendo Lincoln Díaz Balart – el regreso al “batistato” y el uso de la carta negra racista-como política de Estados Unidos hacia Cuba, aparte de ser un anacronismo histórico es una soberana estupidez política que tendría el rechazo más contundente del pueblo cubano de la isla y también de la inmensa mayoría de los emigrantes que viven en Estados Unidos y el resto del mundo.
Vestir a la llamada “Disidencia” de “Batistiana” es el mejor regaló que se le puede hacer al gobierno cubano. Con enemigos así tantos amigos sobran.
Y hasta la próxima entrega de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.










