Versiones irónicas a la cubana
Con todo el respeto del mundo me atrevo a reproducir parte de un pedazo del entretenido Boletín El Tropelaje, titulado “Esa cambiante semántiaca” que desde La Habana nos regalan semanalmente a través de la Internet y que pudiera ser de disfrute de muchos que aun no lo conocen.
Se trata de la nueva manera de interpretar por los criollos de algunos calificativos que según su autor Leonardo H.G., “Ejemplos sobran, mas solamente pondré a consideración algunos términos (en orden alfabético), para que queden bien ilustrados. ¡La genialidad popular no tiene límites!:
Agromercado: congregación de caridad, donde con beneplácito entregas altruistamente tus ingresos económicos, en beneficio de la comunidad de revendedores agropecuarios.
Bache: oquedad construida en la vía pública, que garantiza el servicio comunitario de almacenar agua (no potable) y atrapar a los distraídos.
Buró: mesa de disímiles formas y generalmente de seis patas, donde se acomodan los pollinos.
Consumidor: consumado objetivo y víctima del comercio.
Derecho: sistema de personas diestras en el uso de todos los inventos de la humanidad.
Futuro: lo que deseamos alcanzar; siempre el mañana; el infinito y más allá.
Lucha: deporte que practican los trabajadores –y otros no trabajadores- que los prepara para enfrentar las contingencias de la vida.
Microvertedero: lugar donde los indisciplinados sociales acumulan la basura que inconscientemente no quieren guardar en sus casas.
Músico: profesión que te permite, con énfasis, comer carne de mamífero de cuatro patas que es sagrado en la India, sin buscarte ningún problema.
Portales: oloroso elemento constructivo de las edificaciones, donde los trasnochados tranquilamente realizan sus necesidades fisiológicas, al parecer por no querer encontrar un baño.
Queja: lamento sostenido y para el cual no existe remedio.
Ruina: efecto del tiempo sobre una cosa si nadie nunca le pasa la mano, aunque lo pida a grito.
Salario: simbólico reconocimiento monetario que recibe un trabajador.
Salidero: consecuencia de comprar herrajes de mala calidad para usarlos en el hogar.
Shopping: área donde generalmente entras a refrescar el calor del día (con aire acondicionado)
Trabajo: hobby en que se emplea el tiempo libre
Espero que lo hayan disfrutado.
Tratemos de entender algo confuso.
Se informa por muchos medios entre ellos la agencia EFE desde La Habana, entre otras, que nos trae la nota sobre el uso de la Internet en Cuba. Según sus datos hoy en día hay casi 1.1 millón de usuarios la reciben en toda la isla y disponen de una computadora. Si tenemos en cuenta de los habitantes (11.2 millones) no se pudiera hablar exactamente de este servicio, que debiera ser público, aunque este no es el tema, pues en la cifra estadística se incluyen niños pequeños y ancianos muy longevos que no las usarían. Pero contando las viviendas, por solo lograr un punto de partida más lógico, donde hay 3.75 millones de hogares, la noticia tratando de verla desde un ángulo positivo, teniendo en cuenta que Cuba está entre las pequeñas naciones menos favorecidas, también del Tercer Mundo, bloqueada por la potencia más poderosa del planeta, es razonable comprobar que pese a todas estas desventajas, los porcentajes del uso de la internet llevan a cifras razonables.
O sea si hay esa cantidad de computadores las comparamos con los hogares, descontando las que pudieran estar en uso oficiales – si es que las incluyeron en la información – podríamos llegar a casi asegurar que el porcentaje no es tan bajo como lo desean hacer ver los detractores de la Revolución Cubana. En otras palabras, esta misma nota de EFE se contradice cuando agrega que Cuba es el país con menor conectividad a la Internet, con solo un 5 %. Yo preguntaría ¿un 5 % de qué cifra? Pues de los hogares no podía ser ya que por cada por cada diez hogares, al parecer y según las estadísticas reales, tres tiene conectividad, sino para qué tendrían las computadores un millón de estos de los 3.75 millones que existes hoy en día.
Ahí se las dejo y los pongo a pensar amigos y no tanto.
Les habló, “Desde Miami”, Roberto Solís.