Margaret Thatcher habla de la URRSS
Nadie puede suponer que Margaret Thatcher, la llamada Dama de hierro del capitalismo, ex primera ministra británica, hubiera tenido la más mínima inclinación, ni respeto, ni admiración por el socialismo o por la URSS. Pero a veces, en mi desordenado archivo de la computadora encuentro algo interesante, como un artículo del periodista y diplomático Pedro Prada que apareció en Cubadebate el 10 de septiembre.
El autor del artículo da conocer parte de un testimonio de la Thatcher que textualmente dice:
“…La URSS —decía la Thatcher— es un país que supone una seria amenaza para el mundo occidental. No me estoy refiriendo a la amenaza militar; en realidad esta no existía. Nuestros países están lo suficientemente bien armados, incluyendo el armamento nuclear. Estoy hablando de la amenaza económica. Gracias a la economía planificada y a esa particular combinación de estímulos morales y materiales, la Unión Soviética logró alcanzar altos indicadores económicos. El porcentaje de crecimiento de su Producto Nacional Bruto es prácticamente el doble que en nuestros países… Por eso siempre hemos adoptado medidas encaminadas a debilitar la economía de la Unión Soviética y a crear allí dificultades económicas, donde el papel principal lo desempeña la carrera de armamentos. Un lugar importante en nuestra política es tomar en consideración las flaquezas de la Constitución de la URSS… Por desgracia y pese a todos nuestros esfuerzos, durante largo tiempo la situación política en la URSS siguió siendo estable durante un largo período de tiempo. Teníamos una situación complicada. Sin embargo, al poco tiempo nos llegó una información sobre el pronto fallecimiento del líder soviético y la posibilidad de la llegada al poder, con nuestra ayuda, de una persona gracias a la cual podríamos realizar nuestras intenciones en esta esfera […]. Esa persona era Mijaíl Gorbachov, a quien nuestros expertos calificaban como una persona imprudente, sugestionable y muy ambiciosa. Él tenía buenas relaciones con la mayoría de la élite política soviética, y por eso, su llegada al poder, con nuestra ayuda, fue posible”.
Hasta aquí lo dicho por la ex primera ministra británica. Luego Pedro Prada analiza lo dicho y luego lo relaciona con Cuba. Dice:
“¿Qué podemos decir, qué lección se puede extraer de aquí? Que las potencias capitalistas comprendían perfectamente el papel del Partido Comunista como fuerza dirigente de la Unión Soviética –ese que había sido consagrado en la Constitución, que ya mencioné antes, y al que renunciaron luego- y sabían muy bien de las fortalezas del modelo económico soviético, y que si mantenían esa economía planificada, con ese sistema de estímulos morales y materiales que tanto se cuestiona hoy por sus excesos y desvíos, podían salir adelante y desarrollarse con una fuerza superior, que el capitalismo no podría enfrentar.
“Por eso los desgastaron, por eso los embarcaron en la guerra fría y por eso subvirtieron y desprestigiaron a toda aquella maquinaria económica, que tenía sus defectos, pero cuyos resultados anunciaban que podía ser superior. Había que impedir ese éxito contrario a los intereses capitalistas y al poder de los mercados, había que demostrar que no se podía ser partido político de nuevo tipo para liderar una nación y que la economía que este dirigiera debía ser un fracaso.
“Insisto en esto porque lo escuchamos el pasado 14 de agosto en el malecón, con ese llamado a retirar el “embargo interno”, que no es el mismo que algunos podamos criticar objetivamente en nuestra aspiración por perfeccionar el país soñado, sino que, como vemos a veces en las redes sociales y en las campañas anticubanas, tiene que ver con la objeción al camino socialista elegido, con la crítica a ultranza contra la economía planificada; tiene que ver con la crítica a los estímulos morales, con la crítica a otras formas de desarrollo diferentes a las que el neoliberalismo impuso al mundo, con la crítica a la empresa estatal socialista. Todo eso es parte de las lecciones que hay que sacar, porque como bien se decía, en el socialismo que se derrumbó nada fue absolutamente malo, como no lo fue absolutamente bueno, y hubo mucho que permitió avanzar, innovar, desarrollar y crecer al ser humano.”
Hasta aquí el muy serio artículo de Pedro Prada y que muy bien viene en los tiempos actuales.
Muy contenta la Dama de hierro con Mijaíl Gorbachov