Traducido del más allá por Max Lesnik.
De su padre no lo aprendió
Hay hijos que no se parecen ni a su tiempo y muchos menos a su padre. Un tal Juan Juan, que en la «Cuba de ayer» hubiera sido pregonador callejero de mangos y aguacates o repartidor de periodicos , hoy escribió en un sitio del cual tampoco quiero decir su nombre- porque no vale la pena-una buena cantidad de ofensas en infamias dirigidas al presidente de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz, su escrito destila odio y resentimiento, no sabe o nunca aprendió la palabra gratitud. Le molesta la luz del General presidente y de la nueva Cuba que se levanta hoy.
Pero, lo que si queremos en Radio Miami es hablar siempre con amor, gratitud y respeto de ese gran hombre que se llama Juan Almeida Bosque. Su legado va más allá de la lucha revolucionaria pues incursionó en el arte como escritor y como compositor musical. Supo llevar bien puesto los pantalones de amigo y de hombre revolucionario.
Como hombre de cultura, Almeida fue autor de una docena de libros y obtuvo el premio Casa de las Américas en 1985 por Contra el agua y el viento, texto que narra los hechos acontecidos tras el paso del ciclón Flora por la Isla en octubre de1963. Una obra conmovedora que devela magistralmente el trayecto desde La Habana de una cuadrilla de helicópteros al frente de la cual viajaba, siendo entonces Jefe de la Fuerza Aérea cubana. Estos hechos se imbrican con sus recuerdos sobre varios momentos duros para Cuba como los sabotajes realizados en distintos puntos del país por la contrarrevolución armada, el ataque a Playa Girón y la Crisis de Octubre en 1962.
En su desempeño como intelectual, se incluye además, La única ciudadana, volumen publicado ese mismo año (1985), en el cual, el Comandante de la Revolución evoca los días de la Sierra Maestra, la formación del guerrillero, las primeras escaramuzas, los contactos con el campesinado, el paisaje, la flora y, como protagonista, la única ciudadana que enseña a curar con su medicina verde y reclama el amor a la tierra.
Poco después se editan sucesivamente en 1986, 1987 y 1988 la trilogía Presidio, Exilio y Desembarco, y en ella Almeida devela anécdotas de los primeros tiempos de la Revolución, y resalta la figura de Fidel en su dimensión humana y política.Sierra Maestra y Por las faldas del Turquino, ambas publicadas en 1989, vuelven sobre la importancia decisiva de aquella etapa para toda la historia posterior en Cuba.
Otras publicaciones cubanas, como la revista Bohemia, sacaron a la luz en diversas ocasiones sus poemas. Pero además de los textos, Almeida fue el autor de más de 300 canciones entre las que se destacan particularmente “La Lupe”, “Este camino largo”, “Mejor concluir”, “Vuelve pronto” y “Mejor diciembre”. Esa vocación por la música, anterior incluso a su incursión en las letras, llevó a Almeida a firmar varios discos, entre los que pueden citarse Elegía, donde están contemplados números musicales consagrados a la Patria y sus mártires, José Martí, Antonio Maceo e Ignacio Agramante; Evocación, dedicado a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y Victoria de la Patria. Asimismo sus temas “Dame un traguito” y “Déjala que baile sola”, entre otros, lo acreditan como un importante compositor de música popular cubana.
Gracias Juan Almeida por tus ejemplos y aportes a la revolución cubana y a su cultura. Verguenza ajena me provoca un hijo que por las 30 monedas de Judas mancha con su conducta la memoria de un padre que vivió toda su vida al servicio de Cuba y su revolución.
Hasta mañana miércoles amigos de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fria.
Bambarambay
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