Rubio y su bloqueo particular

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El aspirante republicano a ser elegido finalista para la presidencia de Estados Unidos, el Senador Federal Marco Rubio, ha elaborado una singular campañita, sobre el rechazo a la aprobación de fondos que se necesiten para la nueva categoría de Embajada de esta nación en Cuba, ya acordada por ambos gobiernos que comenzará en próximo día 20 de Julio (por cierto las apuestas de unos por la fecha de inauguración por una parte el 4 de julio y la otra parte para el 26 de julio, ninguna ganó).

En resumen la existente Sección de Intereses de Washington  en La Habana, que ya tiene su presupuesto asignado durante más de 37 años, para trabajar sus actividades, será la nueva Embajada y para ello se necesitará de mejoras tanto materiales como de fuerza de trabajo, logística y otras cosas que llevan estos aumentos de responsabilidades diplomáticas al calor de lo que inevitablemente se avecina.

Este señor senador, dice que “bloqueará” cualquier  nuevo incremento de gastos  que se derive de la reapertura de esa embajada en la capital cubana. También se opondrá al nombramiento a ese nuevo cargo con su correspondiente  contenido de trabajo que esta nueva misión aspira. Esto de Rubio es algo que de pronto perece ser obra de un orate, ya que oponerse por sí solo,  a los nuevos cambios y decisores del ejecutivo, parece que se tratara de una guerrita individual contra los cubanos.

De todas formas en cuanto a tratar de bloquear gastos de esta nueva relación con la isla después de más de medio siglo de intransigencia sin resultados esperados por la extrema ultra derecha de línea más que dura, es de hecho una gastada forma de actuar que ya no cuenta para algo de importancia contra ese sufrido pueblo cubano. Pero retomando el caso y llevando a las comparaciones que de seguro andarán por ahí por parte de la camada demócrata y de inclusive algunos de la republicana, podía hacer desembocar una bronca, con argumentos de cifras incuestionables.

 

“Para muestra con  solo un botón basta”, aquí le traemos varias al mismo tiempo. Radio y TV Martí cuesta al contribuyente unos casi $ 28 millones anuales. Las nuevas formas de provocación, usada últimamente por la USAID, Zunzuneo y otras, clases sobre desestabilización en la propia misión en  La Habana, etc.,   llevan los fondos para “fomentar la democracia” a unos  130.5 millones entre los que se encuentra el capítulo Cuba que consume una porción considerable de esta cantidad, unos $ 55 millones.

 

Inclusive se publica una convocatoria para dar entrenamiento y trabajo a expertos en democracia, cuyos sueldos podría ser de entre $ 90 mil y $ 140 mil anuales más otros gastos. Esto lo pagarían los Fondo para  la Transición, que es un apéndice de la USAID. Todo esto también implica consumo de presupuesto de los contribuyentes yanquis.

 

Si seguimos con la lista de gastos contra Cuba nunca acabaríamos, que por cierto supera infinitamente cualquier aumento de presupuesto para la operación de la nueva categoría de Embajada en La Habana con su nuevo aumento de personal y lo que le cuelga.

 

Creo que al señor Rubio debiera ocurrírsele otra maraña para trata de entorpecer esta nueva historia entre ambas naciones, pues lo que pretende con obstaculizar  los fondos para ello, ya está demasiado gastado y no le dará resultado y le provocaría  otro ridículo que podría tener sus costos en estos críticos  momentos de campaña electorera. La verdad es que este tipo se las trae en cuanto a meter la pata se trata.

 

Les habló, “Desde Miami”, Roberto Solís.