Recordando al abuelo. Empínense que pronto llegará su hora!

Entrego hoy mi columna al nieto de un héroe

Pedro Orlando Pérez Paneca (pedrito) : «A él he aprendido a admirarlo y a quererlo, sin conocerle en lo personal. Por eso hoy te abrazamos, abuelo, dónde sea que te encuentres»

Se cumplen  50 años de la muerte por accidente, en cumplimiento de una misión, de los entonces dirigentes de la UJC Orlando Paneca Vargas, mi abuelo, y Marcelino Morgado Nery, en el intento por tapar vías de agua en la cortina de la presa Zaza, y evitar una catástrofe de posible magnitud inédita en el centro de Cuba.
Guardo en mi memoria las múltiples conversaciones que sostuve con mi abuela sobre la valentía y ejemplo de «Panequita», a quien ella siempre recurría cuando se trataba de compulsar a la familia a crecerse ante las dificultades. Empínense que pronto llegará su hora! Así nos decía. Mi mamá (con menos de 24 meses de nacida) y tíos pudieron apenas disfrutar de su papá fallecido con solo 27 años.
A él he aprendido a admirarlo y a quererlo, sin conocerle en lo personal. Por eso hoy te abrazamos, abuelo, dónde sea que te encuentres…. Estás en nuestros corazones ❤️

Los hechos descritos por el Escambray 

BATALLA FEBRIL Y COSTOSA

La batalla febril en que los constructores, trabajando día y noche, hacían en tiempo mínimo un nuevo repecho y cientos de cederistas y federadas llenaban con igual ímpetu sacos terreros para que los muchachos de la UJC y los camioneros los vertieran del lado interno de la cortina, a unos 70 metros presa adentro, cobraría sin embargo un alto precio.

Alfredo Bernal Valdivia, entonces miembro del Buró Municipal de la Juventud en Sancti Spíritus y presidente de la Organización de Pioneros fue testigo y partícipe de un hecho doloroso que marcó de luto aquellos días de tensión extrema. Él cuenta: “En la orilla de la cortina se cargaban camiones con sacos de rocoso, luego se montaban en una balsa y se movían presa adentro a unos 70 metros, para lanzar allí los sacos y tratar de taponar los salideros que se estaban produciendo”.

Heriberto Casilla Pérez, quien conducía uno de los vehículos, refiere que “el accidente sucedió en la madrugada del 23 de junio de 1972, a unos 17 o 18 metros de la orilla, cuando la lancha que nos remolcaba estiró de manera brusca el cable y la patana sumergió la parte delantera y luego emergió de manera brusca, lo que hizo que los camiones y el personal cayeran al agua”.

Cuando Casilla se impulsa hacia arriba, su cabeza choca con el fondo de la balsa, haciéndose además una herida profunda en la barbilla. Atontado por el golpe va a salir, pero oye el ruido de la lancha y duda por temor a ser alcanzado por la hélice, pero se decide al fin cuando los ojos le empiezan a arder por la gasolina disuelta en aquel sitio. Al emerger, alguien grita: “Mira a uno allí”, entonces fueron por él y lo sacaron de la presa.

En medio de aquella barahúnda, Alfredo Bernal, que ha logrado emerger nadando se agarró de la balsa volcada y allí sintió el griterío que llegaba desde la orilla. “Una lancha motora nos transportó a la cortina Ya afuera se contó al personal y comprobamos que faltaban Orlando Paneca Vargas y Marcelino Morgado Neris, secretarios Ideológicos de la UJC en la Región y el municipio de Sancti Spíritus.

“Como a las dos horas los buzos lograron sacar a Morgado, pero Panequita no apareció aquella noche, sino muchas horas después cuando su cuerpo emergió y fue localizado por el personal que rastreaba el lugar. Yo permanecí allí los días más intensos que duró aquello, casi sin descanso. Finalmente, el 24 se logró terminar de obstruir los salideros; habíamos logrado el objetivo de salvar la presa y evitar una catástrofe, aunque a un precio muy alto”.

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