Peloteros

Peloteros, boxeadores y …

médicos a la venta

Hay precios que se pueden pagar por cualquier deseo o necesidad individual o social. Pero los hay demasiados altos que no se pueden realmente liquidar para obtener sus beneficios. Hay personas que tiene precio, como se dice por ahí, pero las hay que no se venden. Así va caminando la vida en el mundo actual.

Cuba es una nación con sus cualidades y defectos pero que ha luchado para subsistir pese a la agresividad de todo un imperio en contra de su bienestar.  Llegamos al punto de la educación, ya tratada ayer precisamente. En el caso de la medicina esa nación gradúa miles de profesionales de la atención a la  salud anualmente incluyendo muchos de fuera de Cuba sin que tengan que abonar un centavo por ello y regresan a sus países a prestar sus servicios.

La loable tradición cubana de ayuda internacional, va más allá, pues tiene a unos 50 mil de estos profesionales ayudando  en 67 países, 25 mil de los cuales son médicos, el resto toda la gama que ese servicio abarca, desde Qatar hasta Brasil, desde Argelia hasta México, a todo lo largo y ancho del planeta.

Pero caramba, para el imperio esto de que cubanos vayan a ayudar a otros en muchos lugares, no era políticamente aceptable para sus objetivos y restaba la atención en este caso, de muchos miles de pobladores de esas naciones, de que Estados Unidos debiera verse como lo principales benefactores de la humanidad. Además de que toda una historia de imposiciones internacionales incluyendo  su particular y criminal Bloqueo, hacen de Cuba un país muy vulnerable y sufrido en sus insatisfechas necesidades básicas. No se podía permitir que fuera superando todas las expectativas de solidaridad.

Así que había que seguir con esas agresiones y se inventa otro engendro del mal en el 2006, una operación  especial llamada Programa para Profesionales Médicos Cubanos (en inglés CMPP), que estimula, privilegia y legaliza las deserciones de éstos en cualquier país donde estén y decidan irse a Estados Unidos, a través de sus embajada, incluyendo sus familiares en este “negocio” diplomático. Algo mucho más sofisticados que la criminal Acta de Ajuste Cubano que pone en peligro  tantas vidas humanas.

Se han aceptado desde entonces unos 6 mil de ellos en esta nación, con residencia legal  inmediata y ciudadanía cuando así lo deseen,  no queriendo decir precisamente que se adquieren profesionales en la medicina que siempre se usarían en explotar sus profesiones,  pues la mayoría no puede legalizar sus títulos debido a las exigencias burocráticas, caras educacionales para convalidad sus profesiones y comenzar desde cero nuevamente. Pero no obstante se hacen de mucha gente altamente calificada que fueron formadas por otros.

Pero no obstante tal como ocurre en algunos lucrativos y atractivos  ingresos deportivos que estimulan las deserciones en ese campo, en el de la medicina se calcula que las entradas fijas pudieran empezar en los casi $ 150 mil al año para los de menores demandas y especialidades  hasta unos $ 600 mil  a los más importantes calificados. Esto es el anzuelo para atraerlos. De todas formas los graduados y experimentados médicos cubanos se deslumbran con ese espejismo del “sueño americano”, y dan el salto, aunque la inmensa mayoría se queda sirviendo a los más necesitados en respuesta a esas deserciones.

Pues bien, cuando se entorpece por algunas  trabas burocráticas de los mismos creadores de ese  mismo aparato desestabilizador, a unos de estos desertores, como ocurre actualmente en Colombia con tres de estos, que se encuentran impedidos de visados para venir a esta nación,  el asunto  toma niveles de primera plana reforzada por personeros del rabioso anticubanismo, liderado por los mismos de siempre en esta caso la líder es Ileana Ros  y alguno de sus acólitos de la pandilla del mal,  quien convertida en abanderada de esta dizque injusticia, grita para sumar otra línea al tigre de las guerritas emprendidas contra la administración demócrata actual. Es hasta ridículo que con los importantes  y grandes problemas que enfrentan los estadounidenses, esta congresista ocupe su tiempo y espacio público de los medios en protestar por estos casos, ajenos totalmente a la grave vorágine de desafíos   que enfrenta esta nación dentro de sí misma y en el mundo.

Les habló, “Desde Miami”, Roberto Solís.

 

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