El Campeonato Mundial de Béisbol categoría Sub-15, desarrollado en Hermosillo, México, transportó a miles de seguidores del equipo Cuba a los años gloriosos de este deporte en nuestro país, cuando los vaticinios siempre auguraban un emocionante final de la selección antillana ante la escuadra de los Estados Unidos o un elenco asiático.
La primera impresión de este joven plantel cubano alentaba, pues ver a niños menores de 15 años con un excelente somatotipo y una moldeada técnica de juego, nos dejó el sabor que pudo ganarse el torneo clasificatorio de Venezuela, cuando el cuerpo técnico anterior erró en el manejo del pitcheo y no se pudo llegar a la final de la lid, por utilizar un lanzador fuera de término.
Con la incertidumbre de arribar a la cita mexicana bajo una nueva dirección, donde la calidad era superior y la selección cubana mostraba siete ausencias importantes, el acontecer beisbolero de esta categoría no trascendía las márgenes de los fieles seguidores.
Los holguineros concentrábamos nuestras miradas en la actuación del equipo, pero seguíamos detalladamente el desempeño del talentoso jugador Pedro Julio Danguillencourt, natural del municipio de Frank País, mientras orgullosamente decíamos que el médico del combinado nacional era el mayaricero Ramiro Pichardo Torres.
A pesar de todos los inconvenientes antes mencionados, el equipo de Cuba mostraba la etiqueta de favorito para estar en el podio, porque en la última década las representaciones de nuestro país archivaban dos títulos (2014-2016) y una plata (2012). En 2018 terminaron quintos, pero permanecía una contundente historia.
La nueva aventura mundialista comenzó con victoria 4-2 ante su similar de México, encuentro donde el holguinero, como designado y séptimo en la tanda, se fue de 2-1, con par de anotadas.
El segundo desafío resultó el más productivo para Cuba y Pedro Julio, al derrotar a la República Checa 18-2, con tres remolcadas, un triple y una anotada a la cuenta de Danguillencourt, otra vez de 2-1 y un boleto a los archivos.
Con sendas victorias sobre Taipei de China (3-2), Panamá (8-3) y Puerto Rico (5-4), la escuadra antillana continuó avanzando con paso perfecto por la lid, buscando el objetivo propuesto.
Estos triunfos demostraron solidez en el trabajo del bisoño equipo, porque en los tres juegos tuvieron que venir de abajo y en el último choque dejaron espectacularmente al campo a los boricuas, en un cierre no apto para cardíacos.
Un soberbio pitcheo de los japoneses dejó sin carreras a los cubanos en un juego donde Danguillencourt disparó el primer cohete de Cuba ante los incómodos submarinos asiáticos. Afortunadamente para nuestro equipo, sus rivales manejaron mal el pitcheo y los alumnos de Urquiola se adjudicaron la victoria por forfeit.
Seguros en la final, cerraron la etapa clasificatoria frente a los norteamericanos en una porfía de mucho estudio al rival, que nada implicaba para la escuadra cubana, no obstante, cayeron 11-1 ante una selección muy ofensiva, con pitchers que lanzaban por encima de las 90 millas.
Luego del estrepitoso revés la jornada anterior, la comitiva cubana salió a la discusión del título ante los estadounidenses, con más coraje que recursos y en otro juego rompecorazones, digno de una final, los norteños se llevaron la victoria 4-3.
Ese partido no lo perdió Cuba, sino lo ganó Estados Unidos, porque mostró superioridad en muchos aspectos del juego, sobre todo en el estudio a los rivales en pleno encuentro, una herramienta moderna que debemos incluir en el quehacer del béisbol cubano.
En cuanto a Pedro Julio demostró una parte de su potencial, al promediar ofensivamente para 250 (16-4), con cuatro carreras anotadas, tres impulsadas e igual cantidad de boletos. Tiene talento como pitcher, aunque en la nómina apareció como jardinero derecho y siempre se desempeñó como designado.
La connotación que generó el accionar del equipo cubano, motivó a los seguidores del béisbol en el archipiélago e incluso, inspiró al experimentado doctor Ramiro Pichardo, especialistas del Centro Provincial de Medicina Deportiva de Holguín, a escribir una décima, con dedicatoria especial a los pequeños subcampeones.
Cuba se siente orgullosa
Con esta hermosa actuación,
Late en cada corazón
La victoria que es hermosa,
Nuestra Patria primorosa
En el mundo ha demostrado,
Que unidos hemos logrado
Y seguiremos logrando,
Porque estamos demostrando
Lo que hace un país bloqueado.
Felicidades valientes
Pues logramos dos medallas,
Venciendo varias batallas
En partidos diferentes,
Todos estamos presentes
Por Cuba que es un Tesoro,
Fue una lucha con decoro
Esto es pura realidad,
Medalla de dignidad
Y plata que sabe a oro.
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