Nadie es corrupto al nacer

 

CImXAbQWsAAvmrZ

La paradoja de la familia Odebrecht, fundadora del mayor consorcio de ingeniera de América Latina y el número 13 a nivel mundial, notoria por la calidad, eficiencia y rapidez con que ejecuta sus encargos y considerada la mejor empresa familiar del mundo, es que no necesitaba la corrupción. A 30 años de fundada había ejecutado más de 500 grandes obras y en los setenta de existencia ha facturado alrededor de treinta billones de dólares.

Dos grandes misterios son: Por qué, a lo largo de más diez años, sin necesidad, el clan Odebrecht se involucró en la mayor operación de corrupción que se haya desplegado en América Latina y de que artes se valió Marcelo Odebrecht, un delincuente de cuello blanco para engañar o corromper a algunos de los políticos más probos y listos de América Latina.

Alrededor de 1856 un emigrante alemán de apellido Odebrecht, llegó a Brasil. En 1923 uno de sus nietos, Emilio creó la primera empresa de construcción con ese nombre. En 1941 el fundador del clan se jubiló y fue reemplazado por su hijo Norberto que continuó la tradición de eficiencia, calidad, innovación y productividad de la empresa que, aprovechando el boom desarrollista de Brasil se expandió notablemente, participando sobre todo en obras públicas.

En los años cincuenta la constructora adquirió proyección nacional y comenzó a recibir encargos para instalaciones e infraestructuras destinadas a Petrobras. La sede de esa empresa, la Universidad Federal de Rio de Janeiro varios aeropuertos y la planta termonuclear de Angra I fueron obras emblemáticas.

En los años setenta debutó internacionalmente con contratos en Angola, varios países latinoamericanos y del Oriente Medio. Para esa época las obras en el extranjero constituían la tercera parte de su facturación. Fue la primera empresa latinoamericana en recibir contratos para obras publica en los Estados Unidos, incidiendo en el desarrollo urbano de Miami.

En 2015 el marco de la operación Lava Jato, la mayor investigación sobre corrupción en la historia de Brasil que involucraba a Petrobras, se destapó la operación de corrupción que como una obra de ingeniera había diseñado Marcelo Odebrecht quien creó un departamento oficial, conocido como “Caja B” a cargo del pago de las coimas.

En la zaga de esa investigación, en 2016 el Departamento de Justicia de los Estados Unidos y el FBI, revelaron los resultados de investigaciones, según las cuales, en doce países de América Latina Odebrecht pago alrededor de mil millones de dólares en sobornos a funcionarios públicos, incluidos parlamentarios, ministro y e incluso presidentes.

Por haber involucrado la banca estadounidense en sus manejos, se impuso a Odebrecht una multa de 3. 500 millones que fueron pagados sin chistar, con diferentes sumas los gobiernos de Suiza, Brasil y varios países han penalizado a la empresa.    

El misterio radica en saber por qué la deriva corrupta de Odebrecht. ¿Se tratará de otra manifestación de fatalismo geográfico?  ¿Será un mal endémico contagioso al que en América Latina es imposible de escapar? Luego les cuento más. Allá nos vemos  

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *