Muertos que están vivos
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Este lunes 25 de mayo es el » Día de los Caídos», en Estados Unidos, también llamado Memorial Day, es una jornada de fiesta federal escogido en el último lunes de mayo.
Esta fecha originalmente honró a los muertos en la guerra civil americana, pero se ha convertido en un día de homenaje para todos los muertos estadounidense de todas las guerras, y los muertos en general.
En este lunes 25 de mayo de 2015 se recuerdan en los programas especiales que se realizan en los cementerios, iglesias y otros lugares de reunión pública a los que ya no están en el mundo de los vivos.
Desde Mi Rincón mi respeto a todos los muertos, pero de manera particular deseo subrayar a 5 fallecidos de Estados Unidos, que “están vivos” y siguen caminando por tierras del mundo y sobre todo en Estados Unidos.
El primero es a Abraham Lincoln quien nació en Kentucky, el 12 de febrero de 1809 y fue asesinado en Washington D. C., el 15 de abril de 1865 para él toda la gratitud porque fue un político estadounidense digno de ejemplo, fue el decimosexto presidente de los Estados Unidos y primero por el Partido Republicano. Durante su mandato, ayudó a preservar los Estados Unidos por la derrota de los secesionistas Estados Confederados de América en la Guerra Civil estadounidense, por cierto en esa guerra murieron un millón 320 mil habitantes .
Abraham Lincoln Introdujo medidas que dieron como resultado la abolición de la esclavitud, con la emisión de su Proclamación de Emancipación en 1863 y la promoción de la aprobación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución en 1865.
Lincoln es un espejo de dignidad para este país y demás naciones del mundo, su muerte fue un magnicidio. El cuerpo sin vida de Lincoln fue llevado por tren en una gran procesión fúnebre por varios estados. La nación completa se afligió por un hombre, al que muchos consideraron el salvador de los Estados Unidos y el protector y defensor de lo que Lincoln mismo llamó «el gobierno del pueblo, por el pueblo, y para el pueblo».
Roberto Fernández Retamar. Importante poeta, ensayista y promotor cultural cubano y que ctualmente se desempeña como presidente de la Casa de las Américas, escribió en un artículo titulado José Martí y sus circunstancias: “ Sin embargo, es más que comprensible que el niño Martí viera con simpatía a aquel a quien años después llamó «el leñador de ojos piadosos»: el astuto y larguirucho Abraham Lincoln, a quien también vieron con simpatía hombres tan inequívocamente revolucionarios como Marx y Engels.
El segundo muerto que deseo mencionar hoy entre los millones es a Martin Luther King, hijo, uno de los grandes líderes que produjo el siglo XX, protagonista de la lucha por los Derechos Humanos de los pueblos oprimidos, en especial de los Afroamericanos de Estados Unidos. El ejercicio de su extraordinario liderazgo en pro de la eliminación del racismo partió en dos la historia nacional de los estadounidenses, al liderar la conquista de los derechos étnicos, civiles y económicos negados a través del sistema de apartheid impuesto por los blancos a los descendientes de los africanos que fueron esclavizados en América por los europeos.
En 1964, el mundo entero reconoce y aclama la contribución de M. L. King a la paz mundial cuando se le concede el Premio Nobel de la Paz. King recibe este galardón en nombre de la lucha del Pueblo Negro y de las gentes de todos los colores que, unidos por la solidaridad, lograban el derrumbe inexorable del sistema de apartheid que envilecía la dignidad de los pueblos de los Estados Unidos. M. L. King había logrado orientar con su liderazgo la destrucción del sistema racista de la primera potencia mundial.
El 4 de abril de 1968 un hombre blanco, llamado James Earl Ray, asesinó a M. L. King. El mundo entero lo lloró, la rebelión del Pueblo Negro incendió y destruyó las calles de los Estados Unidos. Su cuerpo desapareció físicamente pero su alma, su palabra, su pensamiento, su ejemplo, iluminan y orientan la lucha de los pueblos oprimidos por el ejercicio y el respeto a los derechos humanos.
El tercer muerto que no quiero olvidar ni nunca olvidaremos aquellos que amamos la justicia es a Malcolm X nacido en Omaha, el 19 de mayo de 1925, murió asesinado en Nueva York, el 21 de febrero de 1965), nacido como Malcolm Little, y cuyo nombre oficial completo era El-Hajj Malik El-Shabazz , fue un orador, ministro religioso y activista estadounidense. Fue un defensor de los derechos de los afroamericanos, un hombre que acusó a los estadounidenses blancos en las más duras condiciones de sus crímenes contra sus compatriotas negros. Ha sido descrito como uno de los más influyentes afroamericanos en la historia estadounidense.
Líderes de los derechos civiles estuvieron presentes en sus funerales como John Lewis, Bayard Rustin, James Forman, James Farmer, Jesse Gray y Andrew Young, además del actor y activista Ossie Davis, quien pronunció el elogio, describiéndole como «nuestro brillante príncipe negro»….
…..Aquí, en esta hora final, en este lugar tranquilo, Harlem ha venido a despedirse de una de sus más brillantes esperanzas, que ahora ha sido extinguida, que nos ha sido arrebatada para siempre. En toda su historia, esta asediada, pero sin embargo, orgullosa comunidad, jamás había tenido a un joven campeón más valiente que este afroamericano que yace ante nosotros y sigue invicto. Y repetiré la palabra como él querría que lo hiciese: afroamericano. Malcolm era afroamericano. Malcolm había dejado de ser negro años atrás. Se había convertido en una palabra demasiado pequeña, demasiado débil e insignificante para él. Malcolm era más grande que eso. Malcolm se había convertido en un afroamericano y deseaba desesperadamente que nosotros, que todo su pueblo, nos convirtiésemos también en afroamericanos.
Los otros dos muertos que un día como hoy no deben ser olvidados son los esposos Ethel y Julius Rosenberg, neoyorkinos de ascendencia judía, fueron ejecutados en la silla eléctrica el 19 de junio de 1953 en la prisión de Sing Sing, acusados de entregar información que supuestamente posibilitó a la Unión Soviética acceder al secreto de la bomba atómica.
El proceso judicial fue muy cuestionado en el mundo. El intelectual Jean Paul Sartre lo llamó un linchamiento legal, pues se inspiraba en crueles persecuciones a las ideas socialistas de las que fueron víctimas militantes y simpatizantes en Estados Unidos. Muchos tuvieron que cumplir largas penas de prisión solo por admitir que las sustentaban.
Ethel Rosenberg dejó a sus pequeños hijos en 1953 este poema.
«Si morimos»
Vosotros sabréis, hijos míos, sabréis
porqué dejamos las canciones sin hacer
los libros sin leer, el trabajo sin hacer
para descansar bajo la grama.
No mas lamentos hijos míos, no mas
porque las mentiras y las calumnias fueron montadas
las lágrimas que derramamos y el dolor que nos penetra
para todos deberá ser proclamado.
La tierra sonreirá, hijos míos, sonreirá
y el verde sobre nuestro lugar de reposo crecerá
el crimen finalizará, el mundo se regocijará en hermandad y paz.
Trabajad y construid, hijos míos
construid un monumento al amor y a la alegría
al valor humano, a la fe que guardamos por vosotros, mis hijos, por vosotros.
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