El Ministro y las Pymes

 

1052956853Las pequeñas y medianas empresas constituyen alrededor del 90 por ciento de todas las existentes en el mundo. Hasta ahora, con magros resultados, Cuba se ha empeñado por atraer a su economía, en calidad de inversionistas o asociados, al diez por ciento restante, formado por grandes firmas y estructuras transnacionales. En ramas como el petróleo, el níquel y el turismo se han obtenido algunos resultados. En todas las demás áreas existen demasiados nichos por ocupar.

Afortunadamente esa orientación puede haber comenzado a cambiar. Según Spútnik News, Rodrigo Malmierca, ministro de comercio exterior e inversión extranjera de la Isla, declaró en Rusia: “Cuba está interesada en trabajar con una amplia gama de empresas rusas, incluidas las PYMES…”

La información no especifica si “trabajar con las PYMES rusas”, se refiere a comerciar con ellas, o a permitirles establecerse en Cuba, entronizar capital de inversión, importar tecnologías y materias primas, participar del mercado interno de bienes y servicios, exportar sus producciones, emplear mano de obra nativa, y reinvertir o repatriar sus lucros. Tampoco se alude a la relación que pudieran establecer PYMES rusas, o de cualquier otro país, incluidas norteamericanas y cubanoamericanas, con sus similares cubanas.

La invocación del alto funcionario pudiera ser un buen momento para esclarecer las políticas respecto al fenómeno de las PYMES en su conjunto, es decir cubanas, extranjeras, e incluso mixtas y cooperativas lo cual, circunstancialmente pudiera conllevar a la reconsideración de ciertos aspectos de la Ley de Inversión Extranjera, o a plantear la necesidad de otras legislaciones.

Curiosamente en Rusia, donde la experiencia del “nuevo orden político” y el modelo capitalista es reciente, y la gestión económica, para bien o para mal, está dominada por grandes conglomerados estatales o mixtos, las pequeñas y medianas empresas no son tan numerosas como en otros países europeos, ni tienen un peso decisivo en la economía nacional, por lo cual el gobierno ruso realiza esfuerzos para desarrollarlas, incluso para estimular su asociación con emprendedores extranjeros.

De hecho, más de cien mil PYMES rusas cuentan con participación de capital extranjero. Por ley allí, las pequeñas empresas pueden facturar hasta 800 millones de rublos (12,5 millones de dólares), mientras las medias pueden operar hasta con 2000 millones de rublos, (31, 4 millones de dólares), lo cual proporciona un techo aceptable. Las PYMES, donde la participación de capital extranjero supera el 49 por ciento y exportan sus producciones, son favorecidas con ayudas estatales.
En Cuba, donde en esa materia existen excesivas reservas y casi todo está por hacer, especialmente las legislaciones, pudieran convocarse frecuentes eventos y jornadas de estudio, reflexiones en los medios masivos, e intercambios con los empresarios debutantes y establecidos, de modo que se avance de modo integral, sostenible y correcto.
Tal vez sea el momento de aflojar las riendas y permitir que, dado la escala de las PYMES, las provincias, los municipios, y las ciudades participen, no solo en la ejecución de las políticas, sino también en su diseño. En cualquier caso, el ministro Malmierca puede haber echado a andar un mecanismo económico que puede tener una influencia decisiva en el destino del país y de su gente.
No obstante, es preciso advertir que favorecer a las pequeñas y medianas empresas rusas o de cualquier país, antes que desarrollar las nacionales puede conducir a la paradoja de quien es: “luz en la calle y oscuridad en la casa”. Allá nos vemos.
16-6-2017

El presente artículo fue originalmente en el diario Por Esto. Al reproducirlo favor indicar la fuente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *