LUZ LARGA para la ESPERANZA y luz corta para la ansiedad.

*La Dra. Patricia Arés es una de las más destacadas sicólogas cubanas del momento. Radica en Cuba y se especializa en sicología social y de familia. Estuvo estrechamente vinculada al rescate del niño Elián, período durante el cual asesoró a Fidel Castro, sobre el particular, tanto en privado como en comparecencias públicas. Tienes varias maestrías obtenidad dentro y fuera de Cuba.

LUZ LARGA para la ESPERANZA y luz corta para la ansiedad.

(Dra. Patricia Arés)

Vivimos un momento inédito que nos enfoca primordialmente a valorar la
importancia de resguardar la vida y el bienestar colectivo. Estamos
aprendiendo a surfear las grandes olas de temor y ansiedad que nos
asaltan todos los días. Al mismo tiempo, la palabra de orden hoy es la
solidaridad y el esfuerzo colectivo por construir la esperanza.
Tenemos razones para estar confiados y saber que “más temprano que
tarde” controlaremos la pandemia. Mientras, habrá que aprender a
enfrentar entre todos la adversidad y salir fortalecidos. No podemos
evitar el viento, pero podemos construir molinos.

Se ha hecho mucho hincapié en las medidas higiénico-sanitarias, pero
no basta con protegernos del virus, hoy más que nunca tenemos que
atender de manera consciente y voluntaria nuestro equilibrio emocional
y el de los que nos rodean principalmente niños y ancianos. Podremos
superar la pandemia pero hay que evitar las secuelas psicológicas a
mediano y largo plazo.

Póngale luz corta a la ansiedad

• Acepte el quedarse en casa, el alejamiento de la familia extensa y
amigos, no como un contratiempo sino como una necesidad, sin
resistencias ni dramatismos. Haga como hacen los marinos en tiempos
revueltos, orientan las velas de frente a la tormenta. Estar en la
negación y en la queja sin soluciones proactivas nos proporciona más
infelicidad. Dice un proverbio judío Cuando no tengas alternativa
enciende el espíritu del coraje.

• Acepte los altos y bajos emocionales Tendrá días más optimistas y
otros de inevitables bajones.

• No haga cálculos de tiempo de cuánto va a durar la situación, no se
sabe. Amarre la mente al momento presente. Los vientos del mañana,
soplaran mañana. Al final todo pasa, todo se supera, nada es para
siempre. Esto también pasará.

• Evite la «infoxicación» o exceso de información innecesaria.
Infórmese de manera prudente a partir de fuentes oficiales y
autorizadas, no haga abuso de las redes sociales. El veneno está en la
dosis.

• No acuda a soluciones fallidas, instale su propio ecualizador.
Nuestra actitud ante la vida nos salva o nos hunde. El consumo de
alcohol excesivo o la automedicación de psicofármacos, lejos de
cancelar las preocupaciones las incrementan.

• No se preocupe, ocúpese. Evite la tendencia a exagerar las
sensaciones corporales benignas y a interpretarlas de manera
catastrófica. Trate por todo los medios de mantener una actitud
positiva y calmada. El que no enfrenta la adversidad no conoce de su
propia fuerza. Respire despacio, haga ejercicios en casa dentro de lo
posible, tome abundante agua. Al amanecer remánguese las mangas y
dígase: Un día más de vida, uno menos de coronavirus.

• Sin generar descalificaciones, ni herir susceptibilidades, póngase
en contacto con el humor. La risa siempre es un buen recurso para
tramitar situaciones difíciles.

• Trate de asumir más el rol de cuidador, que el de paciente. Hay que
cambiar el chip emocional y preguntarnos ahora ¿qué puedo hacer por
los otros? en lugar de ¿qué deben hacer por mí?

Mantenga la luz larga a la esperanza. Siempre habrá un amanecer para
toda tiniebla.

Se nos está dando una oportunidad de ser mejores seres humanos y
ordenar las prioridades. La adversidad nos hace recordar que la
auténtica alegría y el bienestar se encuentran en las cosas más
sencillas de la vida, lo que verdaderamente vale, no tiene precio.

La realidad que vivimos marcará un antes y un después en nuestra forma
de entender la vida. Ahora hemos logrado unos niveles de profundidad
que en el modo cotidiano no alcanzamos a ver. No siempre vamos a tener
esa posibilidad.

Si además de cuidarse, quedarse en casa y proteger a los suyos, logra
mantenerse en calma e intenta propiciar bienestar emocional… Un
aplauso también para usted.

* PATRICIA ARÉS MUZIO

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