Debido a lo extenso de este comentario, lo hemos dividido en tres partes.
Volviendo a “Los Conejos de España”.
Retomando el tema de ayer sobre el exceso de política en todo lo que se habla sobre Cuba, los personajes importantes y hasta los menos, tanto del gueto como de la isla y el acondicionamiento apasionado donde nos gusta participar a todos los de esta orilla y que no nos excluimos, ni por chiste, los que llegamos a consideramos la “elite” de informaciones y puntos de vista sobre la actualidad cubana, estamos envueltos en la bandera, de ambos lados de las opiniones y actuaciones. Algunos nos creemos esa incierta verdad.
Lo cierto es que fuimos antes cubanos de allá y después nos convertimos en los de acá. Pero los hay diferentes. Hay unos que vociferan enérgicamente en contra a todo lo que de Cuba se trata, tratando de ignorar la historia cubana desde que fue recolonizada en 1902. Estos que ensayaron de todo un poco para poder continuar y vivir con la nueva y gastada intervención yanqui y sus consecuencias, se convirtieron de la noche a la mañana en los adversarios de todo un sistema que surgía en la isla, donde desde que la dictadura batistiana en 1952 usurpó en poder de manera ilegal dio por fin comienzo a una lucha sin cuartel contra la más grave y avanzada corrupción que dio el poder.
Desde entonces y después del triunfo insurreccional en 1959, la vida de los cubanos cambia y para bien. Muchos logros sociales, con precios nunca pagados antes por nuestro pueblo por no haber tenido esta disyuntiva: O avanzamos o nos estancamos. Esto se obtiene gracias a que en solo una larga acción armada donde se vincula la inmensa mayoría de todo un pueblo en apoyarla, se és capaz de realizar semejantes cambios de las estructuras de poder. Y durante más de medio siglo se crea una especie de persona como de nueva genética y estas condiciones dividen los modos de ver y actuar en los retos de la vida. Unos – demasiados ya – se marchan del país a vivir fuera, principalmente en Estados Unidos, llamados por esa vidriera que antes existiera en nuestra patria también, por razones obvias. Otros se quedan aspirando que todo hubiera de mejorar y no hay razón para marcharse. Ambos se enfrentan entre sí.
Pero los años y décadas pasan y la gente envejece y sus meritos, si algunos los tuvieron, también. Comienza una especie de lucha de contrarios entre cubanos. Esto se extiende a varios millones hoy en día. Hay algo que no se puede negar en la historia: El bloqueo contra los cubanos y la era de la influencia soviética. Estos son los principales retos, aunque hubo otros, infinidad de ellos con altos costos para el pueblo cubano incluyendo los de ambos lados del mar. El desmerengamiemto del poder socialista que contrapesaba el equilibrio mundial, causa graves problemas sobre todo a la sociedad cubana.
Miami, “ciudad modelo” codiciada por muchos para emprender una nueva vida, se convierte en el hervidero de variadas acciones entre dos tipos de generaciones. Entre éstas estarían los de una formación más firme y renuentes a ser absorbidos por el medio ni por la otra, que crece cada vez más. El cubano por otro lado ya se cuela en las lides económicas y los “bichos” en las políticas y con estos la avanzada de otros que buscan derrotar al gobierno de la isla y volver al pasado desigual pero bueno para ellos precisamente. Siempre en Miami como una especie de país aparte.
Como respuesta – débil por cierto – de grupos de los que se llaman cubanos dignos, se mantiene creciendo una pléyade de estos que convierten este escenario yanqui en un campo de guerra cívica – a veces ni tanto, lo que la hace cruel hasta la violencia terrorista y muerte en algunos casos – contra los desiguales que no permiten su inserción entre esos autollamados salvadores de Cuba desde las cómodas tierras del exilio (histérico) político miamense.
Les hablo en esta Ira. Parte, “Desde Miami”, Roberto Solís.
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