Lo injusto de la justicia.

Abrazados y escudados en un apéndice de las enmiendas a la  Constitución creada hace 226 años la Número II –  de 1791 –  se establece así: “Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas” –  algo expresamente muy claro –   se ha manipulado por lo intereses especiales durante siglos. Aclaro esto pues ya hace mucho que se está arto de crímenes constantes por el abuso de esta enmienda, que ha permitido que existan más de 300 millones de armas legales en manos de civiles en Estados Unidos, sin contar con una cantidad indeterminada de otras tantas ilegales.

  Esta nación tiene un sistema de leyes muy grande. Yo diría que hay muchísimas leyes pero no hay suficiente justicia al aplicarlas. En este caso me refiero concretamente al terrible crimen perpetrado por un joven bien armado quien asesinó a 12 personas e hirió a 70, todas completamente inocentes y que se encontraban disfrutando de un film sobre el personaje creado en 1939 y que aún se explota y mucho, sus historietas en las películas de Hollywood.

Durante el mes de junio de 2012, se estrenaba en los cines este último film de “Batman” en todo el país y en un teatro de  una zona  de Colorado, llamada Aurora, se lleva a cabo la matanza sobre personas en su inmensa mayoría civiles, hombres mujeres y niños, que recuerde la historia de esta nación. Sabemos que en este país la adquisición, tenencia y uso de armas de fuego, no está controlada ni limitada en absoluto.

Allí se lleva a cabo el horrendo crimen. Este individuo, joven de 24 años de edad – Jemes Eagan Holmes –  armado de dos pistolas, un rifle de asalto y un puñal, lanzó gases lacrimógenos, creando la confusión de los 400 espectadores de la sala y parado en medio del escenario frente al público,  la emprende a balazos contra esa asombrada audiencia. Resultado: doce muertes y 70 personas heridas, entre ellas niños.

El criminal es apresado vivo y en su arresto dice llamarse “el guasón” (The Joker) – archi enemigo del personaje Batman, creado en 1939.

Durante todo el proceso judicial de que duró once  semanas, se le probaron los  164 cargos en su contra, acudieron al estrado 250 testigos y para sorpresa de muchos en todo el país, la sentencia fue de 3,318 años de prisión y no la esperada “pena de muerte”.

Realmente no se trata de establecer mi inclinación o no hacia la pena capital en casos graves, como este, sino de que el jurado no “tuvo consenso”. Hubo un miembro que se califica por la prensa como una figura “ajena” vestida de negro, que impidió llegar a un completo dictamen. Se estableció que la determinación de la no aplicación de la  merecida pena, se basó en que  el tipejo asesino, no estaba bien de sus facultades mentales. Pese a que los dictámenes médicos probaron todo lo contrario o sea que estaba completamente sano.

La masacre de Aurora, como se le conoce en los anales de la historia de los crímenes, quedará como una prueba más de la ineficacia del sistema de “Jurados” para decidir sobre asuntos totalmente legales, que correspondería a leguleyos y expertos en cada caso, como ocurre en muchos otros países en que un tribunal trata el caso y lo decide y no un jurado compuesto por personas desconocedoras de todo tipo de legalidades para decidir sobre la vida de una persona convicta.

Cuántas veces se han equivocado esos jurados que han condenado a decenas de años de prisión y a  la pena capital,  a inocentes, que después se ha descubierto que no eran culpables.

Además en este particular caso jamás se mencionó algo en contra el triste y oscuro asunto de la tenencia de armas de fuego por personas como este asesino.

Les habló, “Desde Miami”, Roberto Solís.