Traducido desde el más allá por Max Lesnik
De nuevo Cuba está en el ojo de un huracán. Las cosas marchaban lentas pero seguras en cuanto a las reanudadas relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana después de más de medio siglo de confrontaciones que llegaron en un momento tan lejos como que el Pentágono tenía listas sus tropas para una invasión a la isla al momento del fracaso del desembarco de cubanos exilados en Playa Girón.
Aquel fue el momento más peligroso para la Revolución aunque después siguieron otros planes de agresión por parte de Estados Unidos incluyendo intentos por asesinar a Fidel Castro, el Bloqueo económico y otras tantas acciones hostiles contra la isla que no dieron resultado hasta que llegó a la Casa Blanca el Presidente Barack Obama con una estrategia diferente con respecto a Cuba enseñando una sonrisa de amistad aunque siempre diciendo que sus intenciones verdaderas eran también las de echar atrás la Revolución y las ruedas de la historia.
Así las cosas y cuando las relaciones entre Estados Unidos y Cuba se encaminaban no sin dificultades hacia una plena normalización, surgió en escena Mr. Donald Trump que llegó a la Casa Blanca contra todos los pronósticos para poner de patas arriba la política exterior de su país diciendo entre otras cosas que echaría atrás todas las medidas del Presidente Obama tendientes a la normalización de las relaciones de Washington con La Habana.
En tanto el gobierno cubano y su pueblo en espera vigilante ante lo que pudiera ser una vuelta al escenario de confrontaciones entre el poderoso país del norte y la pequeña pero solida isla vecina caribeña.
Cuba está de nuevo en el ojo de un huracán. La suerte está echada en un escenario en el que el nuevo Presidente de Estados Unidos ha abierto muchos frentes a la vez. Eso es lo bueno y eso es lo malo. Ahora le toca “mover ficha” a Mr. Tump.
Y hasta la próxima entrega de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.










