La innovación salva


La COVID-19 constituye una crisis que sorpresivamente debutó a fines
del año 2019, se propagó por el mundo sumando dificultades a las
situaciones de cada país, algunos de los cuales padecían pobreza,
incluso extrema, varios se encontraban envueltos en cruentos
conflictos militares (Siria, Yemen, Afganistán) y otros como Cuba,
Irán y Venezuela soportaban rudas sanciones económicas. Cuando la
pandemia pase, esas condiciones no solo persistirán, sino que se
habrán agravado.
Aunque las fronteras entre una y otras situaciones son de interés más
bien académico, trascendida la adversidad, cada país comenzará a
lidiar con otras crisis constituidas por la suma de las situaciones
económicas y sociales preexistentes + las consecuencias locales de la
COVID-19 + las circunstancias que afrontan los aliados de cada cual y
la situación mundial contemporánea.
Aquellos países con condiciones para hacerlo, por ejemplo Cuba, super
entrenada en los ejercicios de planificación centralizada y con un
inmenso capital humano obligado al aislamiento social, pudiera
aprovechar el confinamiento de cientos de científicos sociales,
académicos, intelectuales, dirigentes de empresas y funcionarios para
reflexionar colectivamente y modelar los perfiles de la crisis que se
avecina, así como las opciones para encararla. Nadie puedo prever la
pandemia, pero su zaga es una “guerra avisada”
El colapso de la Unión Soviética que no pudo ser previsto y puso a la
economía cubana contra las cuerdas, obligó a Fidel Castro a llamar a
la resistencia y moderar expectativas para “salvar las conquistas del
socialismo”. Además de atrincherarse, Cuba implementó reformas que, en
su momento, constituyeron innovaciones. Entre ellas, la apertura al
capital extranjero, la conversión de empresas agrícolas en
cooperativas (UBPC), la despenalización de las divisas y autorización
para la entrada de remesas y algunas tan trascendentes como la
renuncia al ateísmo y la reintroducción del laicismo estatal y social.
Aunque la COVID-19 es un fenómeno natural, su impacto es
predominantemente económico y social y también lo serán sus
consecuencias. La esencia del asunto radica en comprender que el
pensamiento y las prácticas que llevan a una crisis, no sirven para
salir de ella, por lo cual no hay otra alternativa que innovar. En
estos casos, la innovación salva.
En estos días somos testigos de una trascendental innovación que
provino de China y fue adoptada por la Organización Mundial de la
Salud. Se trata del AISLAMIENTO SOCIAL, una insólita y audaz medida
salvadora que ha enviado a sus casas a unos 4 mil millones de personas
y paralizado alrededor del 50 por ciento de la economía mundial y que
constituye la única solución posible.
A propósito, se recuerda el modo como el presidente Roosevelt que en
1933 heredó la Gran Depresión, encaró la solución. No tengo ahora
espacio para detallar las medidas que entonces fueron adoptadas, pero
si para afirmar que su éxito fue posible porque se trató de
innovaciones, la más trascendental de ellas, la renuncia al enfoque
liberal, introduciendo el gobierno en la conducción de la economía. No
es una redundancia de lo que dije unas líneas arriba sino una
ratificación. La innovación salva.
Así se presenta el escenario para Cuba que mediante el VI y VII
congresos del Partido, la adopción de los Lineamientos de la Política
Económica y Social del Partido y la Revolución y la Conceptualización
del Modelo Económico y Social Cubano de desarrollo Socialista,
concibió innovaciones trascendentales, pendientes de ser aplicadas.
Esta vez no se trata de improvisar sino de introducir en sus esquemas
económicos y en sus políticas de desarrollo nuevos actores y
prácticas, entre ellas las pequeñas y medianas empresas (PYMES), sobre
todo en la esfera productiva.
Comprendo y apoyo al presidente Díaz-Canel a quien aprovecho para
felicitar, no sólo por su cumpleaños, sino por su desempeño cuando
reitera: “Somos Cuba, somos continuidad”. La continuidad radica en el
propósito de construir el socialismo, no en cómo hacerlo. El empeño es
de principios, los modos de alcanzarlo son circunstanciales. Allá nos
vemos.

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