Julio26

          Mañana de la Santa Ana

    Era un domingo de Carnaval en   Santiago de Cuba, la Trocha, la Plaza de Marte, calles arriba y abajo, plazas, en fin toda la ciudad hervía en esa fiesta tradicional. El alboroto ayudó a que un grupo de 131 revolucionarios armados y vestidos de militares,  en varios autos, se desplegara en silencio y llegara a la entrada penetrando en el Cuartel de Ejercito Guillermón Moncada, del Regimiento # 1, Antonio Maceo, donde se albergaba un numeroso grupo de mil soldados de la dictadura batistiana. Así  mismo se atacaría  el cuartel de Bayamo, para así desviar la atención de las tropas batistianas  en caso de una mayor conflagración.  Los  asaltos eran  el  resultado de un gran trabajo en silencio, que elaboraron los dirigentes del que se llamaría después para honrar esta fecha,  Movimiento Revolucionario 26 de Julio.

El hecho de tantos hombres extraños deambularan por Santiago no llamaba la tención ya que se acostumbraba que muchos  viajaban de diversos lugares de la isla durante las fiestas de Carnaval.

Un hecho interesante fue que el grupo de revolucionarios, todos jóvenes comprometidos con la incipiente lucha armada, eran de fuera de Santiago, principalmente de la capital del país, y otros puntos del Oeste, con excepción de un solo  combatiente de esa parte  oriental, Renato Guitar, jefe de uno de los grupos que penetraron en el Cuartel y  fue muerto en aquel combate.

Su líder máximo fue el abogado Fidel Castro Ruz,  que había sido parte de la vanguardia  del Partido Ortodoxo que lideró Eduardo R. Chivas y siendo dirigente estudiantil de la Universidad de La Habana, devino en un jefe de acción sagaz, inteligente y valiente para este hecho histórico y el resto de los acontecimiento de toda una nación que cambió su vida por la única que se podría aspirar para todo el pueblo y parte de la humanidad, hasta hoy en día.

El golpe del Moncada. Como se le conocía,  perfectamente planeado, se inicia en la  Granjita Siboney que se había alquilado en las afueras de Santiago, supuestamente para la cría de pollos y allí se guardaron las armas y se acuartelaron los combatientes para aquella heroica acción. Los jóvenes asaltantes Raúl Castro – hermano de Fidel –  y Abel Santamaría lideraron dos  grupos que tomarían con éxito, el Hospital Civil que atendería a los heridos y el Palacio de Justicia desde cuya azotea se apoyaría el asalto al Moncada.

El ataque se desarrolla en horas de la madrugada y por un mal  azar de la vida, un grupo de combatientes que iban vestidos de militares, ya dentro de las calles del Cuartel, es descubierto por una patrulla que surgió  inesperadamente.  Allí se comienza el combate y comprobando que el grupo ya pronto era virtualmente superado mucho en armas y hombres, Fidel llama a retirada. Se habían  perdido seis vidas de combatientes y fueron heridos y apresados muchos del resto.

Más adelante Batista vuelca su ira y resentimiento por el hecho de aquel 26 de Julio declarando estado de sitio a Santiago de Cuba, en pleno Carnaval y ordena matar a diez insurrectos por cada soldado muerto,  así  ordena asesinar a la inmensa mayoría de los combatientes apresados y heridos, no sin antes torturarlos hasta el fin. El horror se desata y hombres que la prensa había publicado su fotos heridos pero vivos, días posteriores después fueron sacados en los mismos diarios, como muertos en combate. El caso típico fue el de José Luis Tasende, a quien le fotografían herido pero vivo y después lo ametrallan en el piso recostado a una pared y las bárbaras torturas como sacarle los ojos al segundo jefe  de la acción, Abel Santamaría y entregárselos a su  hermana  Haydee, también presa entonces.

Los insurrectos que pudieron escapar,  ya sin armas ni municiones deciden esconderse en el monte pero son apresados por la soldadesca de la tiranía y encarcelados, incluyendo a Fidel y su hermano Raúl así como otros sobrevivientes.

 

Exactamente 82 días después – como casual número que honrarían los combatientes del Granma en diciembre del 1956 –  el día 16 de octubre del mismo año 1953,  durante el histórico y sorpresivo alegato como auto defensa “La historia me absolverá”, durante el juicio contra los combatientes apresados después de la acción del Moncada, Fidel Castro Ruz, evoca ante aquel tribunal varias predicciones de la futura lucha que se desarrollará por todo el pueblo y recalca con gran valentía, convirtiéndose de acusado en acusador : «No se mató durante un minuto, una hora o un día entero, sino que en una semana completa, los golpes, las torturas, los lanzamientos de azotea y los disparos no cesaron un instante como instrumento de exterminio manejados por artesanos perfectos del crimen. El cuartel Moncada se convirtió en un taller de tortura y muerte, y unos hombres indignos convirtieron el uniforme militar en delantales de carniceros».

 

Los miembros de la Alianza Martiana, se unen al clamor de todos los cubanos de la isla:

 

¡ GLORIA TERNA A LOS MARTIRES Y HEROES DEL 26 DE JULIO !

 

   Les habló, “Desde Miami”, Roberto Solís.

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