Cuba en 1902 fue neocolonia disfrazada de república
Tan lejos como desde que Estados Unidos alcanzara su independencia de Inglaterra , siempre ha existido en el pais norteño un eterno empeño por apoderarse de la isla de Cuba.
Al fin lo lograron en 1898 cuando so pretexto del hundimiento del acorazado Maine en la bahía de La Habana ,le declararon la guerra a España.
Como los cubanos independentistas no querían ser “Colonia” de nadie, los norteamericanos inventaron el engendro de la “ Neocolonia”, lo que es el mismo perro con diferente collar. Y a la “republiquita de papel Maché ” le agregaron la Enmienda Platt que les daba el derecho de intervenir militarmente en Cuba cuándo a ellos les viniera en ganas.
Eso se acabo con la Revolución que lideró Fidel Castro en el año 1959. Pero lo cierto es que de siempre también ha existido en Cuba una corriente pro-anexionista, que alentada por él gobierno de Washington, ha persistido en él empeño por hacer de Cuba un apendice de los Estados Unidos.
Soy de los que piensa que lo mejor que puede hacer el gobierno cubano , es doblar la pagina en cuanto a esperar que Estados Unidos cambie sus ambiciones imperiales con respecto a Cuba.
No creo que lo hagan en un futuro inmediato y eso es culpa en gran parte por algunos cubanos de aquí y de allá, que por tener alma de “Cipayos”, sueñan con tener un amo extranjero.
Si Estados Unidos tuviera políticos sensatos que pensaran una política racional con respecto a Cuba y decidieran enterrar la ambición imperial que llevan en su ADN , bienvenida sea la buena nueva.
Pero no hay que hacerse ilusiones para no morir de desengaños. Cuba debe seguir su camino con el esfuerzo propio y la ayuda solidaria de las naciones del mundo que le han dado su apoyo solo a cambio de una sincera amistad de pueblo a pueblo.
Se fue el Republicano Donald Trump y le sucedió el Democrata Joe Biden y siguieron las agresiones a Cuba. Da lo mismo el uno que el otro.
A lo que se puede añadir la “ Puñalda Trapera” , como le ocurrió a los Mambises cubanos que después de hacer posible el desembarco del Ejército norteamericano en Oriente en 1898, no los dejaron entrar a Santiago de Cuba a celebrar la victoria contra los españoles.
Es mejor andar solos que mal acompañados de un vecino poderoso y ambicioso, que sigue empeñado en sus sueños imperiales.