¿De a 50? ¡El kilo no tiene vuelto!
Los billetes de 50 y 100, que eran los de alta denominación, fueron desplazados por otros de 200, 500 y 1000, pero ¿hacia dónde van?…
Los que hoy somos abuelos no entendemos a nuestros nietos cuando califican de “cómico” a un juguete después de decir que quieren uno como el del hijo de un papá-pudiente, pero tal vez los padres de nuestros padres tampoco comprendieron fácilmente los dicharachos de cuando éramos fiñes, y uno de ellos pudo haber sido: “al final, el kilo no tiene vuelto” que ya después fue tan popular.
(Por cierto, después de indagar en el ámbito infantil, supe que la comicidad está dada porque cuando el papá no-pudiente se entera del precio del juguete que quiere su hijo, no le queda otro camino que echarse echa a reír.)
Hay quienes amasan una fortuna en el sector no estatal, y esos se llaman “cuentapropistas” o trabajadores por cuenta propia (términos que abordaremos en otro viernes, sobre todo si los amables lectores los comentan y muestran interés), y existen los que acumulan desmedidas riquezas y comodidades dentro de la esfera estatal para disfrutarlos en el ámbito privado, familiar e individual.
Para los que pueden llevar en sus bolsillos con vistas a gastos diarios el equivalente al pago promedio a un asalariado común, los billetes de alta denominación fueron los de 50 y 100 pesos CUP, tan cubanos como los llamados CUC, pero con 25 veces menos poder adquisitivo.
Los gordos de 50 y 100 enflaquecieron (no para el asalariado común) en el recientemente pasado febrero, tan pronto en Cuba se emitió el papel moneda de 200, 500 y 1000 pesos CUP, con el específico fin de solucionar problemas para comprar en las tiendas recaudadoras de CUC, un dinero muy cubanísimo también, pero con 25 veces más poder adquisitivo que “el otro”, el que se quedará definitivamente.
Ya no hay que llevar un enorme bulto de CUP para comprar un mueble o un equipo electrodoméstico, ni tampoco las Tiendas Recaudadoras de Divisa (TRD) demoran contando el dinero, ni intentando resolver el quebradero de cabeza de guardar elevadas sumas en cajas de caudales sin suficiente capacidad.
Sin embargo, últimamente han comenzado a aparecer clientes que no llevan grandes cantidades de billetes a las tiendas recaudadoras de la moneda con que cobramos el salario que no alcanza, el CUP, sino que tan pronto abre el establecimiento, hacen una compra de una pálida y diminuta calabaza cuya calidad y cantidad han disminuido proporcionalmente con el creciente incremento de su precio, que en este caso el comprador pretende abonar con un otrora gordo de a 100 para que le den el vuelto de un fondo que raramente sobrepasa los 150 pesos no convertibles en billetes y monedas de diferentes denominaciones.
“Esto es dinero y con él me pagaron” dicen algunos que después filosofan diciendo que para contar menos, están dando el sueldo con billetes de 50 y 100, que ya no son de los grandes porque los gordos son los de 200, 500 y 1000.
Una incidental aportada por alguien que mira por encima de mis hombros cuando escribo: “Oye, cuidado con lo que pones porque para mi los de 50 y 100 siguen siendo de alta denominación, pues los otros no tienen nombre.”
Lo cierto es que se trata de un problemita que pudiera ir creciendo en estas otras tiendas recaudadoras del dinero que no es divisa, donde no tienen cajas de caudales, sino generalmente una cajita de cartón donde o no caben o no hay seguridad para un fondo inicial mayor para dar vuelto.
Mientras tanto, los actuales billetes de alta denominación (los nuevos gordos) ya entraron en circulación y andan por el mismo territorio que los enflaquecidos de a 50 y 100, solo que habría que preguntarse quién les traza el rumbo a cada uno para que fluyan hacia las tiendas recaudadoras de divisa o hacia las recaudadoras de no divisa.
Y excepto el CUC, todos los CUP se quedarán circulando porque, en definitiva: ¡el kilo no tiene vuelto!
NOTA: Por si acaso, es oportuno decir que al ser el dinero de menor denominación en Cuba, el centavo no puede fraccionarse, y con la expresión de que “el kilo no tiene vuelto” se remarca que ya algo está hecho, que no puede cambiarse, que es definitivo
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