Por Eugenio Martínez Enriquez
Tuve el honor y privilegio a nombre de mis compañer@s, de reafirmar el compromiso de los nuevos Jefes de Misión designados. Aquí coloco esas palabras.
Buenas tardes:
Compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República,
Miembros de la Presidencia,
Jefes de Misión, acompañantes e invitados,
Las compañeras y compañeros designados para sus futuras misiones en el exterior, juramos lealtad a la Patria, al Partido, al Estado y a nuestro pueblo.
Lo hacemos, evocando el legado de tantos compañeros y compañeras que enaltecieron la diplomacia revolucionaria.
Varias generaciones se combinan en este grupo, lo que confirma la continuidad de la diplomacia cubana. La diplomacia que no teme decir la verdad, denunciar la injusticia y que no acepta presiones de ningún tipo.
Somos del pueblo que hoy resiste la agresión y por consecuencia la difícil situación económica. No olvidaremos eso ni un segundo.
Los recursos que se destinan a nuestro trabajo serán usados acorde con las circunstancias que vivimos.
Me permito reafirmar que desempeñaremos nuestras funciones con modestia y humildad.
La modestia y la humildad, no pueden confundirse con la pasividad o el recogimiento. Deben parecerse más a la abnegación y al desprendimiento.
Aunque el trabajo diplomático es visible, es también muchas veces anónimo.
Ese especial encanto y misterio de saberse parte de resultados o victorias, que muchas veces no conocen ni nuestras familias, vecinos y hasta compañeros de profesión, nos compromete más con proteger la obra colectiva, alcanzar resultados superiores, corregir las deficiencias y llegar a casa con la convicción de la tarea cumplida, sin reclamar otro homenaje o gratificación que el disfrute en la distancia o en el silencio, de lo alcanzado.
Un diplomático extranjero una vez me contó que un colega de otro país le solicitó consejos para lidiar con Cuba en procesos de conversaciones y negociación. Mi interlocutor respondió: yo no sé qué harían los cubanos, pero lo que digan, lo harán.
Esa imagen bien ganada, nos compromete.
Explicaremos en cada momento que no hay Cuba independiente y soberana sin Revolución y Socialismo. Que no hay Patria sin unidad.
Estén seguros que seguirán tirando de nosotros los anhelos de posibles maravillas, como cantan los poetas, y que se parecerá a nosotros la tempestad.
No nos pueden robar el imaginario. No estamos condenamos a vivir en el mundo que vivimos.
El mundo mejor es de la Revolución, no el del capitalismo, que, si algo ha demostrado, es que no es la solución a los problemas de la humanidad.
A poco más de un año del Centenario del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, debemos tener presentes sus ideas como siempre. Me excuso por evocarlo varias veces y acudir a su brillante elocuencia.
A quienes nos quieran convencer de que estamos equivocados de camino, le responderemos como hizo el Comandante en Jefe cuando le preguntaron:
¿Comandante, por qué defiende el socialismo y el comunismo si ambos murieron?
Y el Comandante respondió con una pregunta: ¿Acaso Jesucristo no murió y resucitará?
Y enfatizó: “Porque la era del egoísmo tiene que pasar, la era del egoísmo tiene que pasar”.
Compañeras y compañeros:
Nuestros familiares y acompañantes también se adhieren a este juramento.
La gran mayoría de ellos son de otras profesiones u oficios. Las dejan temporalmente para acompañarnos en la misión de turno.
Se enfrascan en aprenderla y la cumplen a cabalidad. Otro rasgo de la diplomacia revolucionaria: la familia comprometida en el combate internacional.
Sirva este momento para reconocer a todos los cónyuges y familiares acompañantes y me tomo un segundo de vanidad con la benevolencia de los aquí presentes para reconocer a la mía, otra Embajadora.
En nuestras futuras misiones, no podemos perder un minuto en contemplación.
No hay mañana para conseguir nuestros objetivos. Es ahora.
No nos toca solo acumular fuerzas. Nos toca emplearlas ahora, en las condiciones y con la urgencia que nuestra Patria las requiere.
Me permito acudir a la genialidad del Comandante en Jefe cuando le preguntaron:
“¿Comandante cuál es el trabajo que menos le gusta hacer?
Y respondió: “el trabajo de dormir, por el tiempo que tengo que invertir en ello”.
Así que no tenemos tiempo para dormirnos en los laureles.
Toda nuestra simpatía y habilidad y todo nuestro prestigio tienen que colocarse en función de las tareas indicadas a cada uno de nosotros por el Partido, el Estado y el Gobierno.
La apelación a combatir la guerra económica y de mentiras que se le hace a nuestro pueblo debe ser permanente en nuestro trabajo.
Debemos acelerar y multiplicar resultados, en lo que nos corresponda, para defender y contribuir al éxito del Programa de Gobierno para Corregir Distorsiones y Reimpulsar la Economía y el Plan de Desarrollo Económico y Social hasta el año 2030.
Narraremos la epopeya de nuestro pueblo.
Denunciaremos el abuso que comete Estados Unidos con el bloqueo recrudecido.
Denunciaremos el genocidio y las agresiones imperiales y de sus aliados.
Uniremos la admiración por nuestra historia, nuestro pueblo y nuestra Revolución para contribuir desde el exterior, a superar esta etapa dura.
Caminaremos en todo el mundo con la frente en alto, como hicieron el Comandante en Jefe y el General de Ejército y hacen nuestro presidente y dirigentes de la Revolución, generando la apoteosis, el cariño y la admiración de los pueblos.
Porque Cuba es la resistencia.
Porque el pueblo cubano es noble, no se rinde y no se merece la agresión de la que es víctima por la obsesión anticubana desde los Estados Unidos.
Y porque somos también la pesadilla de los adversarios ya que estamos aquí: erguidos, no de rodillas.
Disfrutaremos el orgullo de que al ignorar que somos diplomáticos y al reconocer nuestro acento, como me ha sucedido, nos confundan con médicos y enfermeros cubanos, quienes ejercen la más gloriosa experiencia de cooperación internacional que la Revolución cubana puede dar, junto a los que ofrendaron sus vidas por la libertad de otros pueblos.
Defenderemos todos, la justa y legítima cooperación que Cuba ofrece, frente a la desvergonzada campaña por desacreditarla.
Estimados compañeros:
El General de Ejército no pudo sintetizarlo mejor: Sí se puede.
El Presidente no pudo contextualizarlo mejor al convocarnos a la resistencia creativa.
Y cuando parezca que la meta es muy alta, la batalla muy difícil, las posibilidades de éxito pocas o nos convoquen a claudicar y nos quieran derrotar por agotamiento, ahora que el equipo que conformó el gobierno de EEUU es malvadamente creativo como se han llamado así mismos, y conociendo que somos un pueblo que quiere y defiende la paz, pero que no se rinde, acudiremos a Fidel cuando le preguntaron:
¿Comandante cuál es su peor enemigo? y respondió:
“No tenemos peores enemigos, porque a todos, a todos, los podemos derrotar”.
Esta es su tropa Primer Secretario y Presidente. Ordene que responderemos:
Patria o Muerte
Venceremos.