Porqué no abrir un consulado cubano en Miami
Hace apenas unas horas que la bandera cubana fue izada en la embajada de Cuba en Washington. El gobierno estadounidense y el cubano han acordado establecer relaciones diplomáticas que se rompieron el 3 de enero de 1961. No saco la cuenta del tiempo transcurrido, porque siempre habrá quien reclamará algunos minutos de más o de menos. Sáquela cada uno de los lectores.
De repente la discusión del día en Miami es si se podrá abrir un consulado en la ciudad, donde viven alrededor de 700,000 cubanos de origen, de los cuales poco más de 500,000 viajan regularmente a la Isla y la mayoría esperan por mayores liberalizaciones de viaje para cambiar sus reservaciones a otros lugares del Caribe y pasar unas alegres vacaciones en los cayos del norte de Cuba o en los del sur o en algunas de sus ciudades legendarias o simplemente jugando dominó en una mesa improvisada en la calle donde nació.
El alcalde, que no sé dónde nació o a quien le teme, alega motivos de seguridad que recuerdan las alarmas naranjas y rojas de los avisos terroristas. El alcalde Regalado teme que terroristas interrumpan el orden de la ciudad??
Es cierto que hay cubanos de origen que son y han sido terroristas. Personas manchadas de sangre como el derrumbamiento de un avión civil de Cubana de Aviación en pleno ,vuelo en 1976 cuando se dirigía de Barbados a La Habana. También es cierto que estos tienen el apoyo de otros que no han llegado a tales extremos porque les falta lo que les sobró a los asesinos en su desprecio por la vida o por falta de convicciones (porque hay que reconocerlo que tenían un tipo de convencimiento y fueron leales al mismo) o carecen de seriedad en su oposición insurrecta al gobierno cubano, para hacer otro tanto o peor que los terroristas mencionados. Pero la existencia de tales elementos no implica temer que el orden de la ciudad se vea alterado porque ese grupo de personas, algunas de ellas con más talante de orates que de luchadores por una imaginaria libertad, puedan impedir que la ciudadanía de origen cubano, renueve sus pasaportes y visados, en un consulado que cumple con los requisitos de las leyes federales.
Algo anda mal en Miami, aunque sabemos que decirlo es una perogrullada. Pero el Sr. Alcalde Regalado y las autoridades saben que un consulado cubano en Miami es una necesidad que será utilizado por más de un tercio de la población del Condado Miami – Dade. Un número poblacional que posiblemente sea tres veces superior al de cualquier grupo de origen no estadounidense que viva en esta región, pagando impuestos, enviando a sus hijos a la escuela, consumiendo en sus restaurantes, comprando en sus tiendas y contribuyendo con sus dineros para el desarrollo de sus carreteras rápidas, sistemas de tránsito y fuerza pública.
No sé hasta qué punto un alcalde, llevado por el miedo o por convicciones decimonónicas, podrá impedir o tiene la potestad de prohibir la apertura de un consulado que ahorraría varios cientos de dólares, a cada uno de los más de un tercio de ciudadanos de origen cubano que viven en este territorio.
Las leyes del terror no pueden continuar influenciando en Miami. No podemos volver a la época en que Alfa 66, Omega 7, los comandos que nunca desembarcaron en la Isla, los asesinos como Luis Posada Carriles y el desaparecido Orlando Bosch y varias decenas más, algunos de los cuales aún viven, impongan sus leyes a la ciudad.
Es sabido que todo ese elenco malévolo tiene adeptos que por cobardía, no asumen las actitudes públicas de los anteriores, pero el Sr. Alcande Regalado sabe que se trata de unos pocos y que al mes de abiertas las puertas de un recinto de esa naturaleza, las colas esperando renovaciones y pasaportes, serán más largas que los grupos de protestas que ya para esa época tendrán que recurrir al especialista de garganta para que les recete algo a sus desgastadas cuerdas vocales.
Es patético que una ciudad seria, se cuestione si tendrá la capacidad de contener la ira en unos casos y la amenaza cobarde en otros, para que se inaugure un recinto aprobado por las leyes federales del país. O es que Miami es una República bananera al margen del Washington???. Esto último no se lo creen ni los propios terroristas que aún balbucean sus repugnantes aventuras.
Perdonen el lenguaje porque no es mi estilo. Pero señores, la verdad es que no es serio que un alcalde se sienta amenazado por un grupo que ya apenas puede valerse por sí mismo o por ideas que han demostrado ser más perjudiciales que beneficiosas.
Y de paso pregunto ¿y porqué no publican artículos como este en el Nuevo Herald??
Así lo veo y así lo digo.
Sin opiniones en esta entrada. Deje la suya.