Bal Harbor: ¿ Y de las otras preguntas…qué ?
Desde hace varios días se han estado publicando por la prensa investigativa de nuestra área un sin número de casos de malversaciones, lavado de dinero casi autorizado y hasta robos de fondos del estado, en este caso de la policía, en una ciudad de alto nivel de Miami Beach, Bal Harbor. Ya la historia se ha dilatado y detallado en cuanto cómo se malgastaba y se lucraba, con decenas de millones de dólares ocupados a los narcotraficantes no solo en nuestra zona del sur floridano, sino en otras lejanas partes del país. Desde esos lugares distantes, la maraña se facilitaba pues se trasladaban los dólares de manera descontrolada.
Los detalles de los gastos de viajes, compras de artículos caros, estancias en hoteles de lujo y comelatas en suntuosos restaurantes, son interminables, en algunas ocasiones con nombres y apellidos, donde estaban involucrados jefes y altos funcionarios del cuidado del orden. La operación llevaba años efectuándose y nadie controlaba algo de esto. Todo era por la libre. A manos llenas se gastaba y se gastaba en cualquier cosa inimaginable y nada sucedía. Todo se escudaba en que se trataba de trabajos encubiertos que “requerían esas operaciones”.
No es nuestro interés cansarlos con la repetición de las historias que se han publicado ya. Se trata de que hay muchas respuestas a determinadas operaciones, de cómo, cuándo, quiénes y dónde se hacían. Todo no está muy bien informado y “la bola pica y se extiende”.
Pero nuestra preocupación de hoy es que hay varias preguntas que aún no han tenido respuestas y que de seguro los inquisitivos de la prensa sensacionalista harían en su momento, pero ¿para cuándo lo están dejando?.
Comencemos por lo primero. Hay una afirmación suelta dentro de estos reportajes que habla por sí sola y cito: “Nosotros no hicimos nada diferente a lo que hacen los agentes federales”, explicó un tal ex jefe de la policía de Bal Harbor, Tom Hunker. Esto pudiera, si se desea escudriñar en el asunto, abrir “Una caja de Pandora” de niveles insospechados.
Por otra parte nada se habla de los beneficios personales que pudieran haberse derivado de estas “operaciones de lavado de dinero encubiertas”. Me explico, los reportajes se han limitado a denunciar los gastos en artículos y viajes relacionados con “estos trabajos”. Desde armas de fuego sofisticadas, hasta laptops y otras cosillas que se supone se usen para mejorar los recursos, aunque para ello los excesivos gastos extras para disfrute personal de cada oficial envuelto, en viajes y estancias caras, nada tendría que ver directamente con las operaciones. Entonces viene una pregunta: “¿ Por qué no se han hurgado en los bienes personales de cada uno de los envueltos en estas acciones ?, ¿Hasta dónde llegan los beneficios que cada cual, en persona, podía haberse embolsillado ajenos a los gastos que dicen haberse realizado en “bien de la policía” en sí ?
Los paquetes de dineros ocupados se trasladaban en bultos y maletas, desde inclusive lejanos estados y ciudades, sin controles algunos ni actas de ocupación, por lo que los retiros en efectivo son cuantiosos en cuentas secretas y especiales de algunos bancos, así lo que el descontrol que ocultaban – ¿seguirán aún haciéndolo? – quizás nunca se llegue a saber de verdad exactamente a cuánto ascienden todos los mal gastos y robos.
Además otra duda es sobre en cuántos otros lugares, en este país de unas 7 mil ciudades, se están desarrollando estos actos delictivos por gente uniformada y autorizada a delinquir, como estos de esta pequeña Villa de Bal Harbor, de solo unos 2,700 habitantes pero con un estándar de vida muy alto incluyendo el de la Policía.
¿Será que esto es el solo la punta de un gran iceberg, o todo por su envergadura, quizás se engavete y no se vuelva a hablar del asunto, por las razones que muchos conocemos en otros casos, donde habría mucha gente importante envuelta y no se puede ensuciar tantos nombres ni destituir tantos altares? Esto podía llegar a tener consecuencias nacionales. Ahí se las dejo amigos.
Les habló “Desde Miami”, Roberto Solís.
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