Y SILVIO VOLVIÓ A LA ESCALINATA.-
Por Joel García.
Fotos RobertoChile.
No tengo claro ahora mismo (y las estadísticas culturales no son tan abundantes como las deportivas) cuando fue la última vez que Silvio Rodriguez cantó en la Escalinata de la Universidad de La Habana. Lo que sí quedará en la memoria de todos los que fuimos este 19 de septiembre del 2025 a la propia Escalinata es que presenciamos una actuación en la que Silvio se despidió dando las gracias a quienes siempre estaremos en deuda con sus canciones, su valentía y su amor por la vida y por Cuba.
Con esa puntualidad que siempre abunda en él para empezar un concierto, a las 7 en punto de la noche nos hizo volar con Alas de colibrí y nos agarró por el cuello de la nostalgia con verdades dichas en poesía y trova, como si el tiempo no hubiera pasado para cantar sus canciones nuevamente. Pero cantarlas ahora desde esa pasión que encierra ser hoy uno de los horcones vivos que queda de aquel Movimiento de la Nueva Trova.
Silvio tiró una primera foto a los miles que nos convocó sin publicidad televisiva ni mensajes atiborrantes en redes sociales. Se sentó en la silla y los acordes de su guitarra, junto a magistrales arreglos de los músicos, fue suficiente para saber que se puede flotar todavía de amor y se puede amar a esta nación por imperfecta que sea solo desde la música del trovador más grande, polémico y creativo de los últimos 60 años en Cuba.
Por supuesto, esa frase del periodista no se la cree él. De ahí que desde el principio hablara de ausentes que estaban en ese concierto, que iban desde un querido integrante del equipo técnico hasta tres hermanos fallecidos que rindió homenaje con sus obras más emblemáticas: Vicente Feliu, Noel Nicola y Pablo Milanés. Y el fotógrafo Roberto Chile descubrió en su rostro que a los tres cantautores les agradecía también haber llegado a hasta aquí.
Se fue animando la noche y hubo tiempo de volver a ser necio con la necedad de vivir sin tener precio. De ver pasar el ángel que se hace leyenda para convertirse en amor. De corear la infaltable Ojalá; o simplemente penetrar en la Era que está pariendo un corazón y seguir creyendo en la esperanza, venga de 40 o venga de 2000.
Todo eso no hubiera calado tan fuerte en estas líneas sin la gente. Esa que fue con problemas de transporte a verlo. Que dio un mosaico amplio de la sociedad: hombre y mujeres de 70 y 80 años hasta jóvenes de 14 y 15 que terminaron prendiendo sus celulares y asumiendo que cuando la música y la coherencia de pensamiento se unen todo luce más claro y uno puede entonar con el poeta: yo me muero como viví.
No pretendo hacer más extenso lo sucedido en el concierto. Solo bastaría plasmar cuánto me llenó de entusiasmo ver a tantas generaciones de cubanos amando a Cuba desde Silvio. Y eso hoy hace tanta falta como felicitarlo por su próxima gira por Latinoamerica, donde seguro muchas crónicas mejores que esta podrán ser contadas. Muchas gracias Silvio. GRACIAS.
FOTOS: ROBERTO CHILE, PREMIO NACIONAL DE PERIODISMO JOSÉ MARTI.