Una limosna como falsa caridad

 

   Todos sabemos del sabor amargo  de estar separados por razones ajenas a nuestra voluntad. En el caso de la emigración, unas veces forzosa  y otras voluntarias, como en muchos casos de decisiones de mudarse a Estados Unidos, como si fuera cambiar  de ciudad en el país de origen, hacen no obstante para muchos que no lo pueden hacer legalmente y se disparan de manera clandestina, por mar o tierra, al norte que nunca ha dejado de ser, revuelto y brutal, como algo muy difícil de realizar.

Es por ello que una vez en esta tierra, comienzan los sentimientos de lejanía y nostalgia por los dejados detrás. Se convierte en casi una obsesión hacer contactos con los seres queridos del otro lado, pero a no ser que se produzca una difícil visita a la inversa, ya que los  de acá no pueden viajar a ver los de allá, pues ”no tienen papeles”, todavía.

En la prensa sale una publicación de un  hecho poco común. Se abre una puerta en la cerca fronteriza y divisoria entre México y Estados Unidos en el  área de Tijuana y San Diego, California, para que algunos – una media docena de familiares de ambas partes –  se puedan ver, abrazar y hablar, por solo unos escasos minutos. En esa línea fronteriza, como tierra de nadie, se le permite ambas partes compartir breves instantes juntos – unos tres minutos – donde y cuando se abrazan después de no poder hacerlo por largos años de separación.

Esto lo permite la autoridad fronteriza debido a una gestión de una ONG activista relacionada con el Jefe de esta parte yanqui. Solo fueron tres los minutos de visita en la línea de la frontera, ni de un lado ni del otro. Y solo pueden pasar unas seis u ocho personas de ambos lados., en fechas especiales como celebraciones civiles del Día del Niño, o las madres, por ejemplo. Actualmente se busca que esto se traduzca en fines de semana.

Durante el resto del tiempo, solo los fines de semana,  pueden verse y hablar  a través de una tupida malla de cerca de un fuerte alambre cuyos espacios solo permite tocarse con las puntas de los dedos ambos parientes o amigos. Esta vez la puerta metálica se abrió y permitió abrazarse y hablarse unos minutos, debiendo regresar a sus lugares de permanencia inmediatamente. Es como visitar a un preso en una cárcel o quizás peor. Esta es otra  cara de la falsa caridad del imperio.

Esto me recuerda cuando los burgueses y acomodados de ambos géneros, iban luciendo sus mejores galas los domingos a las iglesias, centros de modas para la critica ajena y los chismes y donde  a la entrada estaban los mendigos, esperando a que les lanzaran  unos centavos. Había quienes cambiaban en la bodega de la esquina peso  en centavos – kilos prietos – para hacer el “gran gesto de falsa caridad”. ¡ Vaya sociedad aquella…!

                              Aumenta la diversión, pero muy  pagada por cierto.

    El mundo del entrenamiento, sobre todo en esta nación que vive  con esa gran influencia de  los espectáculos visuales y públicos, como vidrieras del sistema – pero que hay que pagarlos y a muy altos precios – se desarrolla vertiginosamente. Tenemos para cualquier gusto aunque no para cualquier bolsillo, los grandísimos parques temáticos y de agua por todo el país, así como las ferias que adornan el ambiente de vez en vez en algunos lugares de las ciudades, muy caras también.

La diversión y el disfrute –  ya hemos tratado esto antes –  tienen precios y nunca  baratos por cierto.  Nuevamente el monopolio Disney abre puertas a lo más novedoso en sus instalaciones de Disney World, aquí en Orlando Florida.

De por sí este sueño a realizar es bastante caro cuyos precios y estancias le dejan un hueco grande a los ahorros, para aquellos que logran poder hacerlo.

Muchos recordamos aquella obra maestra de computación al servicio del cine. “Avatar”, fue sin dudas, la película más taquillera en su momento. Pues ahora lo tenemos casi en  vivo en esos parques,  unido a los demás servicios visuales y palpables que ya existen. Preparen los bolsillos pues la noticia publicada por los medios,  va directamente dirigida  a los fiñes de nuestra familia, los cuales casi exigirán visitar estos lugares, ahora con esta nueva atracción del momento, más cara por cierto.  Allá va eso…!

Les habló, “Desde Miami”, Roberto Solís.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *