Traducido del más allá por Max Lesnik
El Presidente Juan Manuel Santos ha sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz en reconocimiento a su incansable labor en favor de la concordia y la paz entre todos los colombianos, que por más de medio siglo han sufrido los avatares de una cruenta guerra civil en que han participado las fuerzas militares de distintos gobiernos- Liberales o Conservadores- y las guerrillas radicales de las FARC, las “Fuerzas Armadas Revolucionaria de Colombia”.
Todavía, dirán algunos adversarios del Presidente colombiano, que Juan Manuel Santos, como político al fin, no es un“Santo”, puesto que su larga vida de hombre público puede estar salpicada de errores y desaciertos, aunque en el caso de la paz colombiana nadie puede negarle que ha sido gracias a él y a su voluntad inquebrantable, que las armas han hecho silencio para darle paso a la concertación negociada. Todo eso, a pesar del empeño de algunos obcecados por descarrilar el proceso de dialogo entre las FARC y el gobierno colombiano que se ha desarrollado en La Habana bajo los auspicios y la buena voluntad del gobierno revolucionario cubano.
Para ser justos habría que decir además que este Premio Nobel de la Paz, bien merecido por el Presidente Santos, también toca buena parte de él a sus adversarios de la guerra, los guerrilleros de las FARC, así como al gobierno cubano- Raúl y Fidel- que siempre apostaron por cese de la guerra cuando otros líderes políticos de América, entre ellos los de Estados Unidos, pensaban que la paz colombiana era imposible.
Honrar, honra proclamó justamente José Martí. Felicitaciones a todos los colombianos que la paz es para todos y para el bien de todos.
Y hasta el próximo lunes amigos de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.











