Aunque porque padece de incontinencia verbal, el presidente Donald Trump afirma que, Estados Unidos no le interesa promover un cambio de régimen en Irán que, a su juicio está más interesado en retomar la vía diplomática que en fabricar bombas atómicas mientras, Rafael Grossi, director de la OIEA, ha dicho que el estado persa puede reiniciar en breve la versión militar de su programa nuclear.
Sin tomar al pie de la letra tales declaraciones de uno ni otro, me inclino por los juicios de Trump que puede estar mejor informado de los pensamientos de la cúpula iraní, dado que la intención de Irán de negociar con Estados Unidos es un hecho manifiesto desde hace más de una década.
En 1953 el gobierno del sha de Irán aceptó formar parte del programa “Átomos para la Paz” propuesto por Estados Unidos que lo asistió en la formación de un centro de investigaciones nucleares y lo dotó de un reactor de investigación y de cantidades de uranio. Así comenzó el Programa Nuclear de Irán que, en 1968 suscribió el Tratado de No Proliferación Nuclear.
Según este eficaz instrumento jurídico “Los países poseedores de armas nucleares se comprometen a no traspasar a nadie armas nucleares ni ayudar a ningún Estado a fabricarlas ni a adquirirlas” … Los países no poseedores de armas nucleares se comprometen a no recibir de nadie armas nucleares, ni fabricarlas, ni pedir ayuda a nadie para ello. También se comprometen a no proporcionar materiales nucleares, especialmente (uranio enriquecido y plutonio) a ningún país no poseedor de armas nucleares…”
Los firmantes de ese Tratado aceptan las salvaguardas y las prohibiciones del mismo, así como el derecho adquirido por la OIEA de supervisar las instalaciones nucleares, no sólo para asegurar su uso pacífico sino para múltiples cuestiones entre ellas la seguridad.
El vía crucis de Irán y las armas nucleares comenzó cuando en 1995 el presidente Bill Clinton lo acusó de intentar adquirir armas nucleares. En 2002, opositores iraníes revelaron que, en secreto, Irán enriquecía uranio lo cual hacía presumir que intentaba acceder a la bomba atómica. Desde entonces, durante más de 30 años, Irán lo ha negado sin convencer a sus adversarios, como tampoco a sus aliados, entre ellos Rusia y China, que apoyan los esfuerzos de Irán por desplegar un programa nuclear pacífico, pero se suman a los de la ONU y a las negociaciones 5+1 en los esfuerzos por frenar los empeños no legítimos respecto a las armas nucleares.
En las dramáticas circunstancias actuales, cuando Estados Unidos, la principal potencia militar y nuclear del planeta, ha desafiado normas, preceptos y consideraciones y con los aviones, los misiles y la pirotecnia más avanzadas, ha bombardeado a un país para liquidar sus instalaciones nucleares, se presentan oportunidades de reinventar políticas y avanzar.
Zachary Cohen, Alayna Treene, Kylie Atwood y Jennifer Hansler de CNN han publicado un reportaje titulado: “Revelan intento secreto de la diplomacia de EE.UU. para reanudar las conversaciones con Irán”. Empeño que me parece posible una vez que la confrontación ha sido pausada.
Se trata de que Trump, secundado por Steve Witkoff enviado especial para Oriente Medio considera la posibilidad de trabajar con Irán, incluso aportar fondos para la continuidad de su programa pacífico (con cero enriquecimiento de uranio) y, a tales efectos, flexibilizar las sanciones y liberar miles de millones de dólares en fondos iraníes congelados. Según los periodistas, cuatro fuentes de la administración, familiarizadas con el asunto se refirieron al mismo.
Entre las reglas del pragmatismo figura una según la cual: “Si no puedes derrotar a un adversario, aprende a convivir”. Es el caso. Para actuar de ese modo habría que salir de la burbuja ideológica que, en lugar de proteger a ciertos actores, los apresa y les impide actuar con realismo como, por ejemplo, hicieron los presidentes Barack Obama y Raúl Castro cuando aplazaron los desacuerdos que impedían avanzar y…avanzaron.
Lo cierto es que, de cara a la disposición de Estados Unidos de volver a conversar sobre el tema nuclear en el formato 5+1 (que incluye a Rusia y China), así como la disposición de Rusia, expresada por el presidente Putin de recibir en depósito el uranio enriquecido de Irán y suministrarle el uranio que necesite para su programa pacifico, tal vez, se abran para Irán oportunidades para dejar atrás los enormes riesgos nucleares de los últimos 30 años.
La ocasión la pintan calva y las oportunidades pueden aparecer cuando menos se les espera. Allá nos vemos