El fracaso de Marco Rubio.
Por Arthur Gonzalez
A pesar del dinero gastado por el Departamento de Estado yanqui en la ejecución de presiones y chantajes a jefes de Estado, ministros de Relaciones Exteriores y diplomáticos de decenas de países, Marco Rubio sufrió una rotunda derrota, al no poder impedir que 165 países votaran a favor del documento presentado por Cuba contra el Bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto por Estados Unidos desde 1960, para lograr el derrocamiento de la Revolución mediante la insatisfacción y las dificultades económicas, a fin de que el pueblo culpe al socialismo de sus penurias.
Las presiones yanquis pusieron de manifestó a los lacayos que sirven a los principios inhumanos de la potencia mundial, quienes se dejaron comprar para no disgustar al amo imperial, como son los casos de Argentina y Paraguay en América Latina; Hungría, Israel, Macedonia del Norte y Ucrania.
Otros, en un intento de guardar algo de decoro, se abstuvieron: Albania, Bosnia y Herzegovina, Costa Rica, Chequia, Ecuador, Estonia, Letonia, Lituania, Marruecos, Moldavia, Rumanía y Polonia.
Esta es la trigésima tercera vez que la Asamblea General de las Naciones Unidas pide el fin del Bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, sentándolo en el banquillo de los acusados, algo que la soberbia imperial no soporta.
En esta ocasión, Marco Rubio obsesionado y comprometido con la línea política que traza la mafia terrorista anticubana de Miami, a la que él debe su carrera política, le prometió al presidente Donald Trump que obtendría una victoria, pero la realidad le golpeó su ego, demostrándole que tantos países no pueden estar equivocados de que la política yanqui, aplicada contra el pueblo cubano, es criminal e inhumana y debe cesar.
La resolución de este año obtuvo 165 votos a favor, 7 en contra y 12 abstenciones, sin embargo, nuevamente Cuba recibió el apoyo de la mayoría de los países que condenan esa cruel guerra económica impuesta desde 1960, que no ha podido derrocar el sistema ni lograr el tan deseado estallido social, pues el pueblo sabe que la Revolución les ha dado, ante todo, la dignidad de enfrentarse a un país poderoso que desde el siglo XVIII ambiciona apoderarse de Cuba.
Una prueba de lo que brinda el sistema socialista al pueblo, se puso de manifiesto durante el paso del terrible huracán que azotó las provincias orientales de la Isla hace pocos días y a pesar de la crisis económica, la defensa civil, los gobiernos provinciales y municipales, pudieron albergar en lugares seguros a casi 800 mil personas, lo que permitió evitar que muriera ningún ciudadano, muy diferente a lo que sucede en otras naciones, incluso en Estados Unidos, como se vio durante el huracán Katrina que hace unos años golpeó el sur de ese país y dejó decenas de muertos, por responsabilidad de sus autoridades.
El mundo sabe que la guerra económica contra Cuba funciona como un castigo y solo pretende alcanzar un cambio de sistema político, para volver apoderarse de la Isla, situación que frustra a los gobernantes de ese país, al ver cómo el pueblo se mantiene firme y unido para no perder su independencia y soberanía.
Recordamos a José Martí cuando expresó:
“Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres”.
				
							
				









