Siete programas que marcaron la historia de la televisión cubana

Tomado de https://www.cubanoticias360.com/

Fotos: RRSS

Texto: Redacción Cuba Noticias 360

La televisión cubana ha sido, desde su fundación en la década de 1950, más que un medio de entretenimiento: ha devenido tribuna, aula, archivo cultural y espejo de una sociedad que mucho ha cambiado desde entonces.

Cuba fue el primer país en América Latina en encender la pequeña pantalla y, desde aquellas emisiones iniciales, este medio ha dejado profundas huellas en la memoria colectiva de varias generaciones, tanto en la isla como en la diáspora.

Cuba Noticias 360 resume siete espacios emblemáticos que, por su calidad, impacto o longevidad, definieron épocas y estilos en la historia de la televisión nacional.

1. Aventuras: Más que un programa único, las aventuras configuraron un modelo narrativo en la televisión cubana. Dirigidas principalmente a adolescentes y jóvenes, se transmitieron en las tardes desde la década de 1960 hasta principios de los 2000. Producciones como El Capitán TormentaLos comandos del silencio, Los papaloteros o Los pequeños campeones combinaban acción, historia y transmitían valores.

2. Escriba y lea: Surgido en 1964, este programa es un símbolo de la educación llevada a la pequeña pantalla. Con una fórmula sencilla, Escriba y lea ha logrado mantenerse al aire durante más de medio siglo. Su éxito reside en su defensa del conocimiento, la lógica y el pensamiento crítico, incluso en tiempos en que otros contenidos más ligeros dominan la pantalla. Con la participación de figuras destacadas del mundo académico cubano, sostiene un tono sobrio, didáctico y respetuoso con la inteligencia del público.

3. Para bailar: Fue un espacio pionero del entretenimiento moderno en la televisión cubana que perduró desde finales de los años 70 hasta 1988. Cada domingo, miles de cubanos sintonizaban este concurso de baile para disfrutar del talento de parejas jóvenes, actuaciones musicales y entrevistas. El programa captó como pocos el espíritu optimista y culturalmente vibrante de los años 80 en Cuba, justo antes del colapso económico del Período Especial.

4. Pasaje a lo desconocido: Conducido por Reinaldo Taladrid, este espacio ha logrado lo impensable en una televisión rígida como la cubana: explorar temas científicos, históricos, filosóficos y sociales desde una óptica abierta y crítica. Al aire desde 1999 hasta hoy, este singular programa se ha agenciado miles de seguidores que no solo persiguen los documentales extranjeros, sino también el debate con los especialistas invitados, que mucho contribuyen a diversificar la visión del mundo del espectador cubano.

5. Sonando en Cuba: Con estética moderna y producción cuidada, Sonando en Cuba marcó un hito en la televisión reciente. Fue una apuesta fuerte por el rescate de la música popular a través de jóvenes talentos de todo el país. Inspirado en concursos internacionales, el programa aportó un enfoque autóctono, enraizado en lo nacional, y logró elevados índices de audiencia en los años en que se mantuvo en la parrilla de programación: del 2014 al 2019. Bajo la dirección de Rudy Mora, fue también un raro ejemplo de convergencia entre televisión tradicional y redes sociales en el contexto cubano.

6. Día y noche: Fue sin dudas la serie policíaca cubana más icónica de todos los tiempos, un dramatizado que mostró al agente de la ley como un personaje complejo, humano y eficaz. Tuvo un enorme impacto en la audiencia, gracias a su ritmo narrativo, sus actuaciones sólidas y la incorporación de elementos de suspenso. Representó un intento exitoso de construir un thriller nacional con identidad propia y marcó el despegue del policíaco en el audiovisual cubano.

7. Vivir del cuento: Esta comedia de situaciones, al aire entre 2008-2024, se convirtió rápidamente en el programa humorístico más popular de la televisión cubana contemporánea. Su protagonista, Pánfilo Epifanio, interpretado por Luis Silva, logró lo que pocos: expresar, mediante el humor inteligente y audaz, las angustias cotidianas del cubano de a pie. Su popularidad trascendió fronteras, especialmente tras la aparición de Pánfilo junto a Barack Obama en 2016, en una escena histórica. Temas como la escasez, la burocracia, la emigración o las reformas económicas fueron satirizados en Vivir del cuento, siempre desde una perspectiva que equilibraba la crítica con la empatía.

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