Traducido del más allá por Max Lesnik.
Robertico se destapa.
Al popular comediante cubano de la isla “ Robertico”, lo conocí años atrás en el restaurante “El Templete” de La Habana Vieja cuando una tarde de verano caliente cenaba yo en una bien servida mesa con el entonces director del Instituto Cubano de Cine, el ICAIC, Alfredo Guevara- ya fallecido- y el reconocido actor de la televisión mejicana César Evora. Évora pagaba la abultada cuenta al momento de acercarse a nosotros un joven muy bien dispuesto, quien con una amplia sonrisa en su cara se nos presentó diciendo que era un artista del humor, que se llamaba “Robertico” y que soñaba con ser algún día famoso como lo era ya el también cubano Cesar Évora.
Desde entonces no lo hemos visto más frente a frente pero sabemos de sus éxitos como artista y también como empresario, porque tenemos entendido que es el dueño en La Habana, de un concurrido restaurante en la zona de El Vedado, frente al Malecón.
Hoy, repasando la Internet nos encontramos con el sitio WEB http://www.ahora.cu del periodico provincial holguinero que se publica en Cuba, en donde la periodista Rosana Rivero Ricardo le hace una entrevista al artista titulada “ La otra cara de Robertico” que nosotros vamos a reproducir a continuación, por lo que tiene de sincera revelación. “Robertico” es todo un hombre de éxito, sin que con ello lo queramos comparar con el personaje de tan mala entraña que interpretara magistralmente nuestro amigo César Évora en la película cubana del mismo título. Aquí va a continuación la entrevista con “Robertico”, un cubano de los de ahora que retrata una nueva generación.
“Se autoproclamó pionero muchos años después de su edad escolar, aunque en la comercialización audiovisual de espectáculos humorísticos. Hay quien también lo considera “precursor” del querido y vituperado paquete. Mas ahora, este abogado de profesión, alega que su derecho de autor está sin validez ante los piratas digitales.
Quizás por eso, Robertico decidió salir de discos y memorias para celebrar a teatro lleno y en “2 horas y 20 años” sus cinco lustros de vida artística, como parte de la gira nacional que se detuvo en Holguín este fin de semana.
El Teatro Eddy Suñol recibe por primera vez a este comediante que inició en el humor en su etapa estudiantil, tal vez en el típico personaje del cómico del aula. Sin embargo, su aspiración de hacer reír y felices a los demás, fue más allá de los turnos que amenizó con su buen humor o el mal humor del profe a quien le “revolvió” la clase: Foto: Yusleidis Socorro
“Llegué de forma aficionada como casi todo el que inicia en el género. En la secundaria di mis primeros pasos, pero lo asumí con más seriedad en la universidad donde estuve en un grupo de aficionados con el que participé en eventos y festivales. Estudié en una escuela militar hasta el cuarto año. El quinto lo realicé por encuentros, porque ya trabajaba como profesional del humor.
“Me gradué de abogado, pero solo ejercí seis meses. Descubrí que no era lo mío. Estoy destinado a hacer felices a las personas, porque no hay nada más agradable que alegrarle la vida aunque sea por momentos. Los abogados cuando ganan los casos lo logran; pero cuando no, es muy triste”.
Robertico es un artista cosmopolita. Confiesa que es uno de los humoristas cubanos menos difundidos en la televisión nacional, pero de los más conocidos en el mundo. Ha conquistado 19 países y más de 55 ciudades. Allí se presenta para los hispanohablantes y, especialmente, para los cubanos residentes en el extranjero que ha encontrado en sitios inimaginables como Australia, según él, “vendiendo hamburguesas de canguro”. La fórmula de su éxito internacional no teme revelarla:
“Hay gente que dice que el humor es regional, pero regionales son los temas. Cada país tiene sus características y cultura. Sin embargo, el esqueleto con el que se arma un espectáculo es internacional.
“Escogí una línea que comprendiera todo el mundo. He tratado de expandir mi repertorio, buscar temas para cualquier país de habla hispana y no he querido profundizar en temas de política”.
Disfruta enriquecer sus chistes “a costilla” del público sin transgredir la frontera de la interacción a la agresión. No obstante, a veces “los pájaros le tiran a la escopeta” y, admiradores o detractores de su trabajo, le han adjudicado, medio en broma o en serio, secretas charreteras:
“La carrera de Derecho la hice en el Instituto Superior de Contrainteligencia, estuve casi seis años ligado al Ministerio del Interior y como decimos los cubanos: de eso uno nunca se retira. Todos nosotros llevamos un policía adentro.
Aunque quiera aclararlo no tiene sentido. Siempre saldrá alguien que afirme que soy de la seguridad, es algo de la cultura del cubano. Si viajas muchas eres de la seguridad. Si viajas y regresas, también. Lo mismo si te vas y te quedes… Imagínate tú: Pánfilo Teniente Coronel”.
Por un tiempo sus apariciones en el “vidrio” cubano no estuvieron a la altura que su popularidad exigía:
“Creo que hay un poco de tabú y mito en la historia de Robertico. Hubo una polémica en una época de mi carrera, porque yo tenía un dúo y la otra persona emigró para Estados Unidos. Esa circunstancia determinó que existiera un poco de temor a que apareciera en televisión e incluso al contenido de los chistes que hacía en los cabarés.
“Afortunadamente las cosas han cambiado. En los últimos tres años me han dado la posibilidad de estar en el programa del 31 de diciembre de Cubavisión y he conducido dos de ellos.
“También tengo en proyecto el espacio No tengo sueño que, si todo marcha bien, saldrá los viernes de 10 a 12 de la noche por Cubavisión. Queremos crear un espacio de comedia diferente a lo que ha hecho la televisión, al estilo de los tiempos que vivimos. La idea original es mía y contaré con la colaboración de otros comediantes”.
Su línea humorística se centra en el stand up comedy y sus chistes suelen basarse en las peripecias de pinareños y orientales a quienes les “ha caído el saco” y no les hace gracia ponérselo:
“Los que me tienen un poquito de roña son los pinareños. En una época de mi carrera estaba muy viciado con los policías orientales. Sin embargo, en mi repertorio actual no los toco mucho, primero porque está un poco gastado el tema y segundo porque me siento orgulloso de ser oriental, holguinero y banense”.
Robertico tenía previstas solo dos presentaciones de su espectáculo 2 horas y 20 años en Holguín, pues el rigor de la gira afectó su voz. Sin embargo, al arribar a la Ciudad Cubana de los Parques…
“Me contaron que en cuatro horas se vendieron los dos días y la expectativa es muy grande. Por eso, vamos a hacer de forma excepcional una tercera función el domingo a las 5 de la tarde en el Teatro Suñol.
“En Banes, mi pueblo natal, nos presentaremos el mismo día a las 9 de la noche en la Plaza. La entrada será libre, es algo que le quiero regalar a Banes, porque llevo cinco años esperando este momento sin lograrlo por otros compromisos. Quiero dedicársela a mi pueblo, donde nací y del cual nunca he renegado que soy”.
En este espectáculo descubriremos el otro rostro de Robertico:
“Haré un resumen de lo que he hecho en televisión y no se ha visto en el país. Llevaré mi estilo de la noche al teatro donde una persona puede permanecer dos horas escuchando historias que nada tienen que ver entre sí, sin necesidad de asustarse o pensar que el show será un cabaret.
“Lo que diferencia mi propuesta de otras presentaciones y humoristas es que no traigo un guion. En cada provincia donde he estado fue diferente, porque le doy al público lo que él me dé”.
“Si hay una pareja de 60 años, ahí mismo arranco con el tema del matrimonio en la tercera edad; si hay tres niños, hablo sobre ellos… Concibo el espectáculo sobre la marcha, otro de mis restos al ser totalmente improvisado”.
Prefiere sus chistes en formato audiovisual, pero este pródigo creador de cuentos accedió poner uno en letra de molde a modo de adelanto:
“Hay un programa de radio en vivo y el presentador decía que este era el único espacio donde usted puede llamar para felicitar y saludar a la persona que quiere a través de los teléfonos. Llama una persona y dice:
-Por favor, ¿es el programa donde puedo saludar?
-Si estamos al aire, qué quiere.
-Mire, yo me acabo de encontrar una cartera con 150 pesos y un carné de identidad de un tal Fernando Pérez.
-¿Desea devolvérsela?
-No, dedicarle una canción.
Y hasta mañana jueves amigos de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.
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