Trabajar para  mejorar relaciones.

   Recuerdo cuando desdela década del noventa había unas organizaciones que podrían haberse consideradode masas, ya que su volumen de miembros superaban varios miles en conjunto,sobre todo en el área de Miami. Era la generación conocida por la del “Mariel”,aunque militaban también personas llagadas muchos años atrás. . Susproyecciones eran las de reconciliación y el perdón.

Esto encerraba a muchos cubanos que habían sufridoconsecuencias debidas por los cambios sociales en la isla y otros, la mayoría,  los que solo les movió mejorar sus vidas económicas.Pero de todas formas, hubo muchos  casosde algunos que habían cumplido condenas de cárcel, otros que habían pasadolargos años en la agricultura requisito para poder irse de país, también los queestuvieron disgustados por tratamientos producidos por extremistas de turno – “Quítenlela piel a un extremista y encontrarán debajo a un oportunista”, sentenció en elsiglo pasado el líder de la clase obrera mundial Vladimir Lenin –  Cuando se trabaja para hacer triunfar unaRevolución social como la cubana, puede suceder de todo, ya que esta es realizadapor seres humanos, que no son perfectos. Así mismo por la parte emigrada loshubo que realizaron actos de delincuencia y hasta de contrarrevolución contrael estado cubano también. Por lo que el perdón habría de darse por ambaspartes.

La reconciliación y el perdón se ibanlogrando y así iba sucediendo en la medida que la correlación de fuerzas mejoraba.Se trataba de una nueva emigración que ansiaba volver a su Cuba también,considerara de todos incluyéndolos a los que se fueron. Nunca olvido en los comienzosde estos contactos cuando en la bienvenida cubana escuchábamos de los  dirigentes anfitriones: “Bienvenidos a esta,su patria”.

Así se construía otra parte de la historiade la reconciliación diferente a la que se había experimentado hasta entonces.Nunca olvido  la conversación de un hijorevolucionario de Cuba con su padre visitante miembro de uno de esos  grupos decontactos cuando le preguntaba asombrado, “Pipo… ¿Esto es en serio…?

Se recuerda al líder Comandante en JefeFidel Castro estrechando las manos y conversando con otrora enemigos de laRevolución así como también a con emigrados naturales hecho que  ocurre en cualquier parte del mundo.

Por eso hoy cuando sucede un hecho muysignificativo, no nos asombra aunque, confieso que nos sorprende en algo. Enuna nota del new York Time, del sábado pasado día dos de mayo, se da a conocerlos deseos de volver a Cuba, del ex contratista/agente de la USAID, elnorteamericano  Alan Gross, de 66 años deedad, quien fue declarado culpable introducir en Cuba, equipos prohibidos decomunicación satelital, se uso exclusivamente militar en la isla,   en unamaniobra claramente provocadora y desestabilizadora por parte del gobiernoestadounidense.

Esto hombre cumplió cinco largos años de unacondena de quince, en instalaciones carcelarias cubanas para extranjeros. En elmes de diciembre pasado fue canjeado junto a un convicto espía yanqui y otros54 presos cubanos, por los tres restantes Héroes de la República de Cuba, aun cumpliendoinjusta cárcel en E.U., precisamente en la misma fecha en que se decide por su  gobierno reestablecer relaciones diplomáticascon Cuba, rotas por más de medio siglo.

El tratamiento dado a Gross en Cuba, comprobadopor las frecuentes visitas de familiares y abogados, incluyendo una esmerada atencióna su delicada salud, fue exponente que pudiera ser uno de los motivos que hahecho a este hombre cambiar sus opiniones sobre la sociedad cubana, contra lacual alguna vez fue instrumento de conspiración.

Al calor de los nuevos recientesacontecimientos de estrechar lazos éntre las dos naciones, Gross ha hecho declaracionesaparentemente sinceras. Entre ellas  lade “…hacer todo lo posible para promover una relación más constructiva entreambos países…” y desea “viajar a Cuba de manera muy distinta a cuando lo hizoantes cuando fue arrestado”.

Su plan entre otros es realizar hoy enMiami, esta conocida tristemente como  “capitaldel exilio contra Cuba”, una reunión con personas que deseen colaborar al cabildeoque se necesita para empujar mejor estos encuentros y logros que se desarrollanen una “discusión fuera de  records (offde records) sobre la modernización de las políticas Cuba – E.U.A.”. En esta recaudaciónde fondos se calcula que estén entre los mil y cinco mil dólares por persona queasista a este convite.

Estegesto de este  hombre yanqui  de la tercera edad, muestra una vez más quepara opinar o inmiscuirse en los asuntos de Cuba, es necesario visitarla y estaren ella, aunque en este caso lo hizo más de media docena de veces y hasta fueen la cárcel, que por cierto perece que no le fue tan mal. Lección muy certerapara los gritones, mentirosos y  agorerosdel gueto cubanomiamense. Ahí se las dejo a los amigos y adversarios de nuestroespacio.

Por cierto El Nuevo Herald ha hecho mutis sobre esta noticia…¿por qué será…?

Les habló, “desde Miami”, Roberto Solís.