Debido a los buenos oficios del presidente egipcio Abdel Fattah el- Sisi, en la localidad egipcia de Sharm el-Sheikh se reúnen tres delegaciones con el fin de llegar a acuerdos sobre la paz en la Franja de Gaza. Aunque el objetivo sea uno, las posiciones de dos de las partes, Israel y Hamás son no sólo diferentes, sino antagónicas, lo significativo esta vez es que la tercera, Estados Unidos es la que manda.
Escuche por primera vez de Sharm el-Sheikh cuando, durante la Guerra de los Seis días (junio de 1967), Israel vapuleó a Egipto conquistando la península del Sinaí formada por un saliente entre el mar Mediterráneo y el Golfo de Suez, operación que, junto con la conquista de la Franja de Gaza y las alturas de Golán en Siria, catapultó a la fama al general israelí Moshe Dayan.
En aquella fulminante campaña se siguieron dos curiosas tácticas informativas. Mientras durante los dos primeros días, conscientemente, tal vez en espera de una reacción de sus fuerzas, el mando egipcio engañó a la opinión pública no sólo ocultando los primeros descalabros militares, sino invirtiendo los resultados presentando como victoria lo que eran contundentes derrotas.
Por su parte, Moshe Dayan, ordenó silencio a la radio y la prensa de Israel, ocultando el éxito de sus tropas que combatían y avanzaban en cuatro frentes: Egipto, Jerusalén, Siria y Gaza, para evitar una reacción de la Unión Soviética y las Naciones Unidas que promovieran un movimiento de alto al fuego o un apoyo a Egipto y Siria que podría paralizarlo.
La estrategia de comunicación, errada por parte de Egipto obligó a la renuncia de Nasser y exitosa por parte de Israel que, mediante el silencio, paralizó a la URSS y a la ONU. Cuando seis días después se impuso un alto al fuego, la geografía de Israel y de Oriente Medio habían cambiado.
Algunos de aquellos límites se mantienen hasta hoy, otros duraron hasta 1978, cuando James Carter, el primero de los tres presidentes de los Estados Unidos, que han mediado entre árabes e israelíes, intervino para concertar al presidente egipcio Anwar el-Sadat y al primer ministro israelí Menájen Beguin en Camp David donde pactaron el primer acuerdo de paz árabe-israelí.
El otro acuerdo de trascendencia se adoptó en Oslo con la mediación de Bill Clinton y el que cuenta con motivaciones más trágicas pudiera alcanzarse en Sharm el-Sheikh donde ahora se negocia.
¿Quién es quién en Sharm el-Sheikh
Los jefes de las delegaciones reunidas en Egipto están encabezados por Steve Witkoff enviado de la Casa Blanca para Oriente Medio y Jared Kushner, yerno de Donald Trump y su apoderado para la región. La representación de Israel es presidida por Ron Dermer, ministro de Asuntos Estratégicos.
Steven Charles Witkoff, abogado multimillonario, nacido judío en Nueva York en 1957, exitoso tratante de bienes raíces, es un inversionista inmobiliario, sin experiencia diplomática lo cual es frecuente entre los políticos que, en no pocos casos son improvisados. Republicano y amigo personal del presidente Trump a cuya campaña, según trascendidos, contribuyó generosamente.
A sus 44 años Jared Kushner, judío de nueva Jersey (1981) es un próspero hombre de negocios, de padre multimillonario, iniciado en la política gracias a su cercanía al presidente Trump de quien es yerno debido a su matrimonio con Ivanka Trump. En su primer mandato, Trump lo involucró en las cuestiones de Oriente Medio, principalmente en las asociadas a Israel.
Judío ortodoxo y enemigo confeso de los palestinos, en 2024 opinó que Israel debería expulsar a los residentes en Gaza hacia el desierto del Néguev o hacia Egipto. Es un ferviente adversario de la idea de un estado palestino.
Ron Dermer (Miami 1971), ministro de Asuntos Estratégicos de Israel, nacido judío y educado en Estados Unidos titulado de las universidades de Oxford, Pensilvania, es intimo colaborador del primer ministro Benjamín Netanyahu, algunos de cuyos discursos escribió. Según la periodista Allison Offman, Dermer puede ser considerado “el cerebro de Bibi” “Si mira a Ron ves a Bibi”. Se desempeñó como columnista del Jerusalén Post.
Entre tanto, por Gaza (no puede decirse que representa a Palestina sino a la organización islámica involucrada en el conflicto), al frente del equipo negociador figura Khalil al Hayya quien, debido a los golpes sufridos por la jerarquía de Hamás probablemente haya ascendido hasta el cargo de presidente interino del buró político de la entidad islámica.
Nacido en Gaza en 1960, entonces bajo ocupación egipcia, además de crecer en una familia islámica, se educó en la universidad islámica de Gaza donde se diplomó como licenciado en arte, en Jordania realizó un doctorado en Filosofía y Ciencias Islámicas. Alrededor de 1987 se unió a los Hermanos Musulmanes y más tarde a Hamás. Fue un adversario político de la Autoridad Nacional Palestina.
Dos hermanos, su hijo, nuera y tres nietos perecieron en bombardeos de Israel. Ha tomado parte en gestiones diplomáticas para acercar las posiciones de Hamas con la Autoridad Palestina y con Siria.
Sus presuntos vínculos con la operación del 7 de octubre lo hacen un adversario especialmente odiado por Israel. En 2024 declaró que Hamás aceptaría un alto el fuego con Israel, depondría las armas y se transformaría en un partido político, siempre y cuando se estableciera un estado palestino independiente dentro de las fronteras de 1967.
Así las cosas, según Donald Trump: “Esto no puede durar semanas, ni siquiera días” y llamó a los negociadores: “A moverse”. Por su parte un exembajador en Líbano cuya amistad me honra y cuyo juicio respeto, me dijo: “Esas conversaciones no llegarán a un final feliz…” Ojalá se equivoque. Allá nos vemos.
Quién es quién en Sharm el-Sheikh
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