Traducido del Más  Allá por Max Lesnik.

 Delirios  de payasos

PAYASO

Salir de payaso en un circo es una noble profesión. Sobre todo porque hacer reír, es una  de  las habilidades más  difíciles  de lograr por aquellos que se dedican a las artes escénicas.

Sin embargo  también en la escena política de  vez en cuando surgen payasos, que si bien  también hacen  reír por lo que dicen, no dejan de ser  merecedores, más de repulsa que  de aplausos.

Dos de esos  payasos aparecieron ayer  martes  en  la  escena. Uno  de  ellos  es  norteamericano. El  otro  es  cubano. El primero  se  llama Donald Trump y  aspira nada  menos  que a la presidencia de Estados Unidos por  el Partido Republicano. Es de los  que cree que  porque  es multimillonario, tiene el  derecho a  decir  sandeces que  son  ofensivas para  todo el   que  tenga dos  dedos  de  frente  y un  mínimo  de  respeto a la dignidad de los  seres  humanos.

Las palabras groseras  de Trump contra  los  mejicanos,  dichas en el  momento  de anunciar  sus  candidatura presidencial   no tienen paralelo en la historia  de  las  campañas  políticas  en Estados Unidos. Decir  barbaridades  como  esas de los mejicanos, como  las  expresadas por él,  pudieran  costarle  a la  vida  a este payaso,  si viviéramos  en los  tiempos  de Pancho  Villa  o  lo  jefes de los  “Carteles”  del sur  del  Rio Grande  tuvieran una pizca  de orgullo  azteca.

El  segundo  payaso que ayer salió  a escena, es cubano  de  la isla  y  anda de turista-disidente  por  Miami vestido  de “patriota”.  Su payasada fue lanzar,  mano a mano con  el terrorista Luis Posada Carriles, andanas  de  insultos  procaces contra  el  Cardenal  cubano  Jaime Ortega Alamino. No  vamos a  repetir  lo  que  dijo este payaso,  por  respeto al  Cardenal, pero  si el curita Rumín el  de  la Ermita  de la Caridad, tuviera un mínimo de lealtad por  la  dignidad  de  su  Iglesia,  debiera ser  el  primero  en  responder  la injuria procaz  lanzada  contra el  honesto  Cardenal cubano.

Ayer fue  un día  de payasadas. Pero a  mi ninguna de las dos, ni la de arrogante  millonario norteamericano, ni la del  atorrante cubano, me  causaron  risa. ¿Se imaginan a  Trump en la  Casa Blanca  y al  otro energúmeno al frente  de los  destinos  de Cuba?

Es que vivimos  en  tiempo  de  payasos. Al zoológico  con ellos,  que es donde  debieran  estar los  dos.

Y hasta mañana jueves amigos  de El Duende que con mi gallo me voy cantando  a m tumba fría. Bambarambay.