Traducido del Más Allá por Max Lesnik
Nunca antes en la historia de Estados Unidos la derecha del espectro político del este país ha estado tan al margen de la realidad que en estos días que corren, a poco más de un año de las elecciones presidenciales de noviembre del 2016.
Entre el llamado “Tea Party” y el millonario Donald Trump están llevando al desastre al Partido Republicano descarrilando la posibilidad de que ese tradicional Partido político norteamericano pueda darle una decorosa batalla en las urnas a su eterno rival, el Partido Demócrata.
En cuanto a Donald Trump no solo son sus declaraciones racistas y ofensivas contra los mejicanos- y por ende contra todos los latinos- sino que ninguno de los otros contendientes por la postulación presidencial dentro del Partido Republicano ha salido a la palestra a rechazar contundentemente lo expresado por Trump, lo que los hace cómplices por omisión a tan disparatada agresión a los millones de hispanos que viven en Estados Unidos , que buena parte de ellos serán electores en los próximos comicios presidenciales. Y lo que es peor, que ninguno de los tres candidatos con más atadura al mundo hispano, los de origen cubano Ted Cruz y Marco Rubio o Jeb Bush cuya esposa es mejicana han tenido el coraje de salirle al paso al insolente millonario neoyorquino, o bien porque tienen prejuicios racistas como él, o no quieren ponerse a mal con la extrema derecha del «Tea Party” del cual esperan todos ellos su respaldo de dinero o votos en las elecciones “Primarias” que se avecinan.
A ello se une el tema del derecho al matrimonio de personas del mismo sexo- algo que la Corte Suprema de la nación falló positivamente- y que todavía los derechistas del Partido Republicano se niegan a aceptar- demostrando así como en ellos prima más el fanatismo intransigente que el sentido común de la realidad social en que vivimos.
Por otra parte está el tema de la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, promovidas por los Presidentes Castro y Obama, una movida de fichas en el tablero de la diplomacia mundial, que sin lugar a dudas tiene el respaldo abrumador tanto del pueblo cubano como del norteamericano así como de todas las naciones del orbe. Todos los candidatos presidenciales Republicanos se oponen al restablecimiento de lazos diplomáticos entre Washington y La Habana, lo que sin duda cualquiera que sea el Republicano que se enfrente al candidato Demócrata, llevará la de perder en el debate.
En pocas palabras diremos que los Republicanos están atrapados en el pasado y mirando hacia atrás no se gana el futuro. Con odios y revanchas tampoco se ganan elecciones. Ahí se las dejo y los pongo a pensar.
Y hasta el próximo lunes amigos de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.