Traducido del Más  Allá por Max Lesnik.

Obama en la Ermita

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US-DIPLOMACY-CUBA-OBAMA

El presidente de  Estados  Unidos  Barack Obama  en su  visita  a Miami de ayer jueves, puso sus pies en  la  Ermita  de  la Caridad del  Cobre para rendirle homenaje  a la  Santa Patrona  de  Cuba, un gesto  de humildad  y  reconocimiento que  todos  los  cubanos debiéramos  saludar  por lo que entraña  de amistad para un país que por  más  de medio siglo  ha sufrido  las  consecuencias  de  una política absurda por  parte  del  gobierno  de Estados  Unidos, situación  que  el actual  mandatario  norteamericano  quiere  cambiar a pesar de la resistencia  que le  hacen  sus  adversarios Republicanos de la extrema derecha.

Lo que quizás Obama  no sabía es  que quien  allí lo recibiría  sería un cura recalcitrante de esos que  todavía   rumian su impotencia anti-cubana- Rumín es su apellido- ante  una política  de la propia  iglesia  católica que desde  el Vaticano, preconiza un acercamiento entre Estados Unidos  y Cuba tal  como lo  viene haciendo  el  actual  vecino  de  la Casa Blanca.

Según me contó  alguien que tiene por qué  saberlo,  lo primero  que  hizo el cura Rumín, cuando le informaron que  el Presidente Obama  iría de improviso  a la Ermita, fue  avisarle  rápidamente  a  un compinche suyo,  de antecedentes  terroristas, ahora  disfrazado  de  pacifista,  para que  se  personara  en el templo  de  la Caridad  para de esa manera propiciar  un encuentro  entre  el personajillo  de marras  y  el  Presidente  norteamericano.

La jugada   no le salió bien  al  curita  travieso,  puesto  que  al parecer, como todas  las  comunicaciones  telefónicas  estaban   interceptadas, para seguridad del Presidente  de  la nación,  cuando  el intruso  llegó  a la Ermita,  el Servicio  Secreto le  impidió  su  entrada  al templo, frustrando así  la posibilidad  de  que este se anotara  un tanto  publicitario, presentándose  ante la opinión pública miamense, como  el cubano “patriota”  que  le “cantó  las cuarenta”  al  Presidente  Obama  por su  política  de acercamiento  con Cuba.  El  terrorista “pacifista”  se quedó con las ganas.

Pero  todo  fue  un  sueño  de  una tarde  de verano, gracias   a la intervención oportuna  del  Servicio  Secreto  que  le  frustró  los  planes  al  travieso curita Rumín, más interesado en su  agenda anti-cubana que en cumplir  con  la línea trazada por  el  Papa  Juan Pablo II,  cuando reclamó  en su  visita  a La  Habana, que  Cuba  se abra  al  mundo y  que  el  mundo  se habrá al pueblo  cubano.

¿Hasta cuándo  tendremos  un cura  tramposo  en  la Ermita de la Caridad? Ahí se las dejo  los pongo  a rezar.

Y hasta el  próximo lunes amigos  de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.