Mike Hammer entre la Diplomacia y la provocación

Mike Hammer entre la diplomacia y la provocación

A fines del 2024, poco antes de concluir su mandato, el secretario de Estado de Joe Biden, Antony Blinken, anunció el nombramiento de un nuevo Encargado de Negocios en Cuba. El designado resultó ser Mike Hammer, quien servía a esa propia administración como Enviado Especial para el Cuerno de África desde junio del 2022.

Hammer es un veterano del Servicio Exterior norteamericano, al cual ingresó en 1988 después de estudiar la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Americana de Washington. En el transcurso de su carrera también concluyó Maestrías en Diplomacia por la Universidad de Tufts y en Seguridad Nacional por el Colegio de Defensa Nacional.

En los últimos 15 años Hammer ha ocupado posiciones clave en los primeros planos de la diplomacia estadounidense. Desde 2009, tres presidentes (Barack Obama, Donald Trump y Joseph Biden) lo han nombrado para plazas de confianza en el Departamento de Estado, la Casa Blanca y el Servicio Exterior. Sucesivamente ha sido designado vocero del Consejo Nacional de Seguridad en el 2009, subsecretario de Estado para Asuntos Públicos en el 2011, embajador en Chile en el 2014, embajador en la República Democrática del Congo en el 2018 y, finalmente como ya se dijo, Enviado Especial para el Cuerno de África en el 2022.

Experiencia diplomática no le falta. Tampoco carece de capacidad de adaptación a los requerimientos de cada nueva administración, como lo demuestra haber servido a tres presidentes tan disímiles.

Pero lo que sí ha llamado la atención desde su llegada a Cuba el 14 de noviembre del 2024 ha sido una intensa campaña publicitaria alrededor de cada entrevista o encuentro con ciudadanos cubanos, rayana con el proselitismo y no exenta de altas dosis de petulancia, acercándose a personas que por lo general son críticos y/o opositores del gobierno. Este jefe de la misión diplomática norteamericana ha establecido nuevos precedentes en su excesiva divulgación de sus andanzas por Cuba.

No pasa una semana sin que las cuentas en redes sociales de la Embajada reflejen en sus muros alguna iniciativa del vigoroso y por momentos insufrible diplomático. Y lo hace con bombos y platillos. Su presencia en Facebook, X, Instagram y otras es difícil de ignorar.

Pero no se debe olvidar que Hammer representa a un poderosísimo gobierno que recientemente anunció una nueva Directiva Presidencial en que se reitera una política de «cambio de régimen» hacia Cuba, con medidas coercitivas aún más fuertes. Por eso tal actividad tiene que llamar la atención, y no precisamente de manera positiva.

Sin duda, hay preguntas que hacer.

Sus acciones tienen por lo general características similares:

  • En casi todas ellas el enviado insiste en que la guerra económica que Estados Unidos lleva a cabo contra los cubanos desde hace más de 60 años está diseñada para ayudarnos y apoyarnos y no para «fomentar el hambre y la desesperación», como se afirma en el bien conocido Memorándum Mallory de abril de 1960.
  • Se ha ufanado en que las medidas coercitivas unilaterales que Estados Unidos le ha impuesto a Cuba, declaradas ilegales anualmente desde 1992 por la Asamblea General de la ONU, no solo no se van a derogar, sino por el contrario se van a endurecer.
  • Ha declarado abiertamente que a Estados Unidos no le interesa negociar nada con el gobierno cubano ni siquiera en el terreno migratorio.
  • Proclama su convicción de que más temprano que tarde el gobierno que representa logrará su viejo objetivo de derrocar al gobierno de La Habana y de revertir la Revolución Cubana, y que para lograrlo, de manera perversa, seguirá haciendo más difícil de lo que es ya la vida de los cubanos.
  • No se esconde para afirmar que según su opinión el gobierno cubano es ilegítimo y Estados Unidos obligará a sus miembros a rendirse incondicionalmente y a abandonar el país. Ni el secretario de estado Marco Rubio, ni altos funcionarios del Departamento de Estado ni el propio Mike Hammer pierden ocasión para reiterarlo una y otra vez.
  • En su opinión la Revolución Cubana ha fracasado.
  • Según Hammer, la mayor parte de los cubanos con los que se encuentra coincide con estas opiniones y agradece su actitud y la de su gobierno.

Es ostensible, y yo diría que ostentosa, su pretensión de convertirse en una constante presencia en las calles. Se ha grabado a Hammer enviando un mensaje a la ciudadanía mientras camina por la Habana Vieja. Se ha montado en la lanchita de Regla, después de pavonearse por el muelle recientemente construido por la Oficina del Historiador.

Hammer y el ABC de la diplomacia

Sus actividades no se han limitado a La Habana ni a su entorno inmediato. No ha faltado una visita a la Playa de Varadero, al Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, al cementerio de Santa Ifigenia o a los monumentos históricos de la batalla en la Loma de San Juan en el Municipio de El Caney en Santiago de Cuba. Todas prominentemente publicitadas en las redes sociales.

Hammer parece aspirar a convertirse en una especie de «Flautista de Hamelin».

En esta campaña acuciosamente planeada, solo ha habido dos excepciones. En las oportunidades en que el encargado de negocios se ha publicitado sosteniendo reuniones con otros jefes de misión diplomática o con autoridades eclesiásticas, sí ha actuado con la usual discreción que caracterizan los contactos de cualquier diplomático verdaderamente profesional que acaba de asumir una nueva misión. En estos raros casos se ha abstenido de hablar de la misma forma que lo ha hecho cuando ha querido reportar sus contactos con lo que condescendientemente llama «cubanos de a pie».

El señor Hammer tampoco ha publicado en las páginas de la Embajada el contenido de sus conversaciones con funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sabemos, según ha revelado el MINREX, que se le ha convocado al menos en tres ocasiones para llamarle la atención sobre esta actividad proselitista.

No hay referencia a ninguna otra reunión con autoridad oficial alguna, ni siquiera para visitar el Parque Nacional de las Lomas de San Juan y del Caney en Santiago de Cuba o el Cementerio de Santa Ifigenia.

Tengamos en cuenta que en condiciones normales, el ceremonial diplomático y el protocolo aconsejan que un jefe de misión debe contactar a las autoridades locales cuando va a visitar una provincia o municipio. Es una cuestión de elemental cortesía, a no ser que se quiera desafiarlas abiertamente y enfatizar que no se les reconoce. Es como si un visitante visitara una casa de alguien que no conoce y comenzara por el jardín y ni se molestara en avisarle a los inquilinos.

Hay al menos un caso que conozco personalmente en que solicitó una reunión con un grupo de economistas cubanos quienes rechazaron, en términos firmes y enérgicos, su principal argumento sobre que la política hacia Cuba tenía el propósito de «ayudar al pueblo cubano». Para esos casos, la locuacidad del Encargado de Negocios ha brillado por su ausencia.

Los que llevamos tiempo siguiendo las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, ya sea cumpliendo funciones en el MINREX o como especialistas académicos sobre el tema, no recordamos un caso semejante desde la estancia de James Cason en La Habana como jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos entre el 2002 y el 2005. Era en el mandato de George W. Bush.

Entre paréntesis, si es cierto que a Hammer le interesa escuchar lo que los cubanos pensamos, estoy dispuesto a darle personalmente mis opiniones y criterios. Pero no en un entorno controlado por su equipo de propaganda. Lo desafío a tener un debate público en vivo.

Un tema que el señor Hammer evade olímpicamente y que forma parte central de la política hacia Cuba es el de la decisión del Departamento de Estado de incluir al cubano en la lista de estados promotores del terrorismo, un asunto sobre el cual no hay la más mínima evidencia y que también muchos gobiernos repudian y han exigido su rectificación. El señor Hammer debe conocer bien el tema pues ya era un alto funcionario del Departamento de Estado en el 2015, cuando Cuba fue retirada de esa lista por primera vez durante la administración Obama.

Como se sabe, la primera administración Trump la volvió a incluir a una semana del cese de su mandato en el 2021; la administración Biden la retiró 48 horas antes de concluir su mandato a principios de 2025; y la segunda administración Trump la restituyó apenas asumió 48 horas después.

Sería interesante que el encargado de Negocios respondiera una pregunta lógica: a qué se debe ese «cambia cambia». Él debe saber. Después de todo, quien lo nombró en Cuba fue el secretario de Estado Antony Blinken, el mismo que retiró a Cuba de la lista otra vez en enero del 2025. Señor Hammer, ¿por qué el Departamento de Estado ha cambiado de opinión sobre este tema en tan poco tiempo?

¿No será que se trata de maniobras políticas como ha argumentado Bruno Rodríguez, el canciller cubano?

Tampoco le gusta hablar de visas y deportaciones, aunque ese tema es de los que más interesa a la opinión pública cubana.

Hay dos preguntas que pueden ser fundamentales a la hora de analizar el inusual comportamiento del Señor Hammer. ¿Se ajustan las actividades del señor Hammer a la práctica acostumbrada de representantes diplomáticos que asumen una nueva misión? ¿Cómo fue el comportamiento del señor Hammer en sus anteriores gestiones diplomáticas?

Es una premisa establecida tanto en el derecho internacional como en las costumbres de los intercambios entre naciones, que las relaciones diplomáticas se establecen entre Estados y que, para ello, sus representantes no son otros que sus gobiernos, sus Cancillerías y sus servicios exteriores.

La actividad fundamental de un jefe de misión diplomática debe concentrarse en establecer las mejores relaciones posibles con las autoridades locales. Después de todo es ante ellas que debe acreditarse y es de ellas de las que debe recibir tanto las consideraciones que le corresponden por su investidura como los instrumentos básicos para el desempeño de sus funciones (identificación, protección para su seguridad, franquicias, cortesías en su visita a instituciones públicas, museos, parques históricos, etc.)

Es de mala educación y pésima práctica diplomática ignorar o subestimar los vínculos con las autoridades oficiales del Estado anfitrión. Es irrelevante si las relaciones son buenas o malas, el diplomático está obligado a respetar las leyes y costumbres del país anfitrión. Ello no excluye per se el vínculo con otros actores presentes en el entramado social local. Pero sacrificar o subordinar el vínculo con las autoridades a una agenda de apoyo y contactos con la oposición de todo tipo puede ser contraproducente para los intereses del país que lo envía.

Y eso es lo que está haciendo el Encargado de Negocios de los Estados Unidos. Ignorar y desafiar al gobierno cubano para priorizar a sus adversarios, incluso fuera del país, como lo demuestran sus vínculos con instituciones y asociaciones de la diáspora en Miami, la llamada «capital del exilio cubano».

Pero si, además, lo hace el representante de un país cuyo ministro de relaciones exteriores, en este caso Marco Rubio, es conocido por apoyar una política brutal de sanciones y medidas coercitivas para lograr un «cambio de régimen», hay que cuestionarse seriamente si se está en presencia de una actividad diplomática normal y lícita o de una provocación que busca precisamente una ruptura, como lo hizo James Cason.

Las razones ocultas de estas audaces movidas del máximo representante estadounidense en la Isla pueden relacionarse también con sus aspiraciones personales dentro del Departamento de Estado. Por ello, es posible que Hammer se esté excediendo para complacer a su jefe actual. Sus comportamientos en misiones anteriores son un buen índice. Y lo que se percibe, hasta en su propia cuenta de X, arroja alguna luz sobre el curioso comportamiento de Mike Hammer.

Hammer, el Departamento de Estado, y las políticas africanas de Trump y Biden

De todas sus misiones previas, las dos que aparecen más referenciadas en distintas fuentes públicas, son las de embajador en la República Democrática del Congo y enviado especial para el Cuerno de África.

La República Democrática del Congo (más conocida en tiempos coloniales como el Congo Belga y como Zaire durante la larga dictadura de Mobutu Sese Seko) es el segundo país más grande de África por su extensión territorial. Está en el centro del continente, lo que resalta su valor estratégico. Sus 115 millones de habitantes están sumidos en una profunda crisis humanitaria. Todavía en el país hay brotes de la epidemia del ébola. Organizaciones internacionales constantemente denuncian violaciones de derechos humanos, particularmente por parte de las tropas a las órdenes del presidente Félix Tshisekedi.

En sus cuatro años en el Congo el entonces embajador Hammer, designado para el cargo por el presidente Donald Trump, fue acusado de interferir en los asuntos internos del país y de favorecer la elección y el mantenimiento en el poder del presidente. «Ha sido un sostenedor consistente de Tshisekedi» según una fuente citada por Barron’s. Sin nombrarlo, los presidentes de ambas cámaras del parlamento congolés pertenecientes a la oposición encabezada por Joseph Kabila, seguidor de las enseñanzas de Patrice Lumumba, criticaron la injerencia de diplomáticos extranjeros en la política congolesa en apoyo del jefe de Estado.

Después del dudoso resultado de su gestión en la República Democrática del Congo, la administración de Joe Biden nombró a Mike Hammer como enviado especial para el Cuerno de África.

La mayor parte de los estudiosos de la geopolítica considera que la importancia estratégica del Cuerno de África reside en su ubicación geográfica, su riqueza en recursos naturales y su vulnerabilidad a conflictos y desafíos de seguridad.

Esta región, que incluye países como Etiopía, Eritrea, Somalia, Djibouti y Sudán actúa como un puente entre África, Asia y Medio Oriente, controlando rutas marítimas vitales y siendo un punto de interés para diversas potencias. En este contexto, Etiopía siempre ha sido de capital importancia para las potencias hegemónicas occidentales.

Desde el punto de vista marítimo un punto clave es el estrecho de Bab el Mandeb, situado entre las costas de Somalia y Djibouti en el Cuerno y Yemen en la península arábiga. Esta vía marítima permite el tránsito de buques entre el Golfo de Aden y el Mar Rojo, a la cabeza del cual está el Canal de Suez. Bab el Mandeb es el escenario de recientes episodios de piratería desde la costa somala.

Por su población, extensión territorial y larga historia como Estado independiente, Etiopía es el país clave de la región. Por otra parte, es donde ha existido mayor resistencia tradicional a la hegemonía occidental y norteamericana. Ya antes de la Segunda Guerra Mundial los etíopes habían logrado vencer el intento del dictador italiano Benito Mussolini de colonizar el territorio.

Durante la Guerra Fría, Estados Unidos logró controlar el Cuerno ejerciendo su hegemonía sobre el Estado etíope, lo que logró en gran medida durante el reinado del Emperador Haile Selassie, derrocado por la Revolución de 1977. Esta última tuvo un carácter inicialmente antimperialista. Fue un hecho clave en la historia reciente del Cuerno y de toda África por lo que implicó para la lucha de los pueblos africanos contra la dominación colonial. No debe olvidarse que desde 1960 el centro de los esfuerzos por la unidad del continente ha estado en la Organización para la Unidad Africana (OUA) primero y en la Unión Africana después. Ambas han tenido y tienen su sede en la capital etíope, Addis Abeba.

Después de 1977, los continuos fracasos en lograr el restablecimiento de su dominación sobre la región a través de Etiopía, Washington ha promovido el surgimiento y desarrollo de movimientos rebeldes contra el Estado central etíope. El más reciente episodio ha tenido su actor principal en el Frente Popular de Liberación del Tigray (FPLT), en la zona existente entre Etiopía y Eritrea, colindante con el Sur de Sudán, con la ciudad de Mekele como centro. Bajo la primera administración Trump, Washington pausó esta táctica, pero la administración Biden le dio un nuevo impulso.

Para compensar sus acciones subversivas contra el Estado etíope, Biden intentó acompañarla con el nombramiento de enviados especiales para el Cuerno de África con el pretendido propósito de buscar la paz por medios diplomáticos al conflicto entre el FPLT y el gobierno en Addis Abeba. Sin embargo, entre 2021 y 2022 sus esfuerzos fracasaron y los dos enviados especiales designados (los Embajadores Jeffrey Feltman y David Satterfield) renunciaron a los pocos meses de ser nombrados.

Fue así que en junio del 2022 se nombró en el cargo a Mike Hammer. Entonces se argumentó que el principal mérito de Hammer consistía en ser percibido como un hombre de Susan Rice, la Asesora Nacional de Seguridad de Obama (este alegato lo realizó el profesor emérito de origen etíope de la Universidad del Estado de California en San Bernardino, Alemayehu Gebre Mariam, en su blog personal el 29 de febrero del 2024).

Hammer se apresuró para agradecer al presidente Joe Biden por el nombramiento en su cuenta de X. No es ocioso recordar que fue el tercer enviado especial para el Cuerno nombrado en poco más de un año. Es posible que no hubiera muchos candidatos entre los cuales escoger, razón por la cual se obvió su falta de resultados en el Congo. Después de todo, para esa misión lo había nombrado Donald Trump.

La gestión del embajador Hammer como enviado especial para el Cuerno de África parece no haber dado los resultados apetecidos por Washington. Hasta ahora ni la administración Biden ni la de Trump han nombrado a nadie en su lugar. Pero el Acuerdo de Cese de Hostilidades de Pretoria, firmado en noviembre del 2022, ha sido clasificado como un fracaso por distintos observadores. El propio Mike Hammer, supuesto mediador, tuvo que regresar a la región en agosto del 2023 para enmendarlo, según escribió el analista etíope, Girma Berhanu, en el sitio especializado Eurasia Review. No hay información de que esto se haya logrado.

Ya un año antes, el 8 de agosto del 2022, la plataforma etíope The Habesha había criticado los primeros pasos de Hammer, a dos meses de su nombramiento. Se le criticó practicar un estilo muy similar al que viene desarrollando en Cuba en una región que requería métodos diplomáticos más tradicionales y discretos debido a la agudeza del conflicto entre Etiopía y el FPL del Tigray.

Basada en lo que Mike Hammer había hecho como embajador en la República Democrática del Congo, la plataforma etíope no solo criticó la falta de conocimiento de Hammer sobre la región sino también lo que calificó su falta de «decoro, profesionalismo y ética diplomática».

Según esta fuente, lo primero que hizo el diplomático norteamericano en su nueva posición fue tomarse selfies con «líderes terroristas del FLTP como si fuera un delirante (groupie) adolescente con sus estrellas de rock preferidas». El autor de este trabajo argumentó que Hammer demostró no saber nada sobre las dos vertientes de la diplomacia: la tradicional que se concentra en el intercambio de gobierno a gobierno y la más reciente «diplomacia pública» que exige que el enviado diplomático se concentre en comunicar las posiciones de su gobierno con el público del país anfitrión por vías legales y con mesura. Asimismo, le reprochó no ser un observador objetivo e imparcial de la realidad sobre el terreno debido a su simpatía por el FPLT.

Evocando a un personaje de las tiras cómicas norteamericanos, el artículo argumenta que «el Señor Hammer tiene tanta imaginación, tacto, y sentido común como Mr. Magoo».

«Es un insulto nombrar a alguien como Hammer como enviado especial a ninguna parte de África, no ya al Cuerno con tantos problemas. Al final, Mike Hammer es percibido en Etiopía como un payaso».

Parafraseo la conclusión principal de este trabajo sobre la actividad diplomática de Mike Hammer en el Cuerno de África:

Merece vergüenza su abismal falta de profesionalismo diplomático y conciencia ética por su parcialidad bulliciosa y extrema hacia el FPLT. En cualquier otro país Hammer hubiera sido declarado persona no grata de inmnediato. Como mínimo, cualquier otro gobierno se hubiera negado a tener nada que ver con él como agente official del gobierno de Estados Unidos, por haber trabajado en favor de un grupo terrorista.

Pero más radical si se quiere fue la conclusión a la que llegó la East African Review en un comentario que publicó el 1ro. de noviembre del 2024:

«Sin embargo, la estancia de Hammer ha ocasionado la crítica de los analistas regionales y activistas de derechos humanos, quienes los acusan de predisposición y complicidad con abusos y crímenes de guerra contra la comunidad amárica en Etiopía. Los críticos argumentan que, en vez de impulsar la paz y los intereses de Estados Unidos, Hammer ha favorecido al Frente Popular de Liberación de Tigray, un grupo acusado de graves atrocidades».

Pero la actuación de Hammer en Cuba, aunque similar a la que desplegó en el Cuerno, se ha caracterizado también por su parcialidad hacia la diáspora cubana en su vertiente de derechas y revanchista.

Comenzando por el 9 de enero del 2025, Hammer se acercó a aquellos sectores que en Miami abogan por el rompimiento de las relaciones. Por ejemplo, visitó a James Cason, predecesor suyo entre el 2003 y 2005. Así lo refirió en su cuenta de X.

A fines de mayo de este año, organizaciones de emigrados cubanos en la metrópoli floridana designaron a Mike Hammer «Embajador del Exilio en Cuba». El diplomático aceptó y agradeció la designación lo cual no deja de ser un dislate y un despropósito.

Es interesante que la única entrevista de prensa que ha otorgado el señor Hammer es la que dio a medios de Miami en la sede de la emisora «Radio Martí» que fue creada por el gobierno norteamericano para promover el derrocamiento del gobierno cubano. No ha habido declaraciones a la prensa cubana, ni siquiera a la de centro.

Finalmente, como las más recientes actividades del flamante diplomático, valen destacar el discurso pronunciado en la recepción que ofreció el 2 de julio en la residencia del Embajador norteamericano en Cuba donde, entre otras, dijo que brindaba con el verdadero Cuba Libre con ron Bacardí (un obvio dislate que muestra desprecio por los trabajadores cubanos) y una invitación que hizo a líderes de la oposición pro norteamericana el 11 de julio para que escucharan desde la residencia los mensajes del secretario de Estado, Marco Rubio, y el secretario adjunto Christopher Landau, en que ambos estimularon la realización de acciones contra el gobierno cubano.

Sin importar la forma en que se valoren las actividades de Mike Hammer en Cuba como encargado de Negocios, las mismas no tienen nada que ver con la diplomaica.

El señor Hammer está usando su manto diplomático para provocar al gobierno cubano, cuya paciencia no es ilimitada, y para hacer avanzar sus propios intereses personales como funcionario de carrera del Servicio Exterior norteamericano.

O sea, provocaciones y oportunismo bajo la cobertura de un puesto diplomático.

Como ha sucedido en el pasado, probablemente termine su misión sin pena ni gloria. Lo que no va a pasar es que Estados Unidos gane influencia real en Cuba. Los futuros diplomáticos de su país estarán obligados a reparar el daño que causará.

Carlos Alzugaray Treto

Carlos Alzugaray Treto

Embajador y Profesor Titular retirado, analista internacional independiente y ensayista

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