EL DUENDE.
Traducido del Más Allá por Max Lesnik.
Llamada a La Habana
Ayer domingo 16 de agosto el almanaque marcaba la fecha infausta del aniversario del suicidio del líder del Partido del Pueblo Cubano Eduardo Chibás, un acontecimiento trágico que en gran medida cambió el rumbo de la historia de Cuba abriendo el camino – por una paradoja de la vida- al funesto Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, puesto de que si hubiese estado vivo Chibás, no se habría producido la ruptura del ritmo constitucional para darle el poder al ambicioso General, tal como lo confesó el propio Batista a uno de sus seguidores más cercanos, Andrés Rivero Agüero quien se le relató años después en Miami al entonces director de la revista Réplica Max Lesnik hoy conductor de este programa Radio-Miami.
A propósito del aniversario de la muerte de Chibás llamamos por teléfono a La Habana al colega periodista y asiduo colaborador de la revista “ La Nueva Réplica”, a Reinaldo Taladrid para señalarle lo significativo de la fecha, a la vez que la llamada servía para enviarle un fraternal saludo a los padres de Taladrid, Raúl y Arita de quienes tenemos muy buenos recuerdos de cuando ambos, tan jóvenes como nosotros, frecuentaban las oficinas del Partido del Pueblo Cubano en Prado 109, un sitio de gran significación histórica por ser el centro de reunión de los jóvenes de la Generación del Centenario que formaron parte de los aguerridos combatientes que en gesto heroico, asaltaron la fortaleza del cuartel Moncada de Santiago de Cuba comandados por el joven Abogado Fidel Castro Ruz, abriendo con ese acontecimiento un nuevo capítulo de la historia de Cuba.
La llamada nuestra a La Habana entró sin dificultades a pesar del congestionado tráfico telefónico, por ser un día domingo en que aumentan considerablemente las comunicaciones por razones obvias. Al otro lado de la línea estaba Taladrid. Después del saludo habitual y al explicarle la razón de mi llamada por la fecha aniversario de la muerte de Chibás, Taladrid me dijo con intrigante interrogación:
¿ Sabes con quien acabo de estar precisamente hoy en las antiguas oficinas del Partido Ortodoxo de Prado 109? Pues nada menos que con el ex secretario de Comercio del gobierno norteamericano del Presidente George Bush, Carlos Gutiérrez, que vino acompañando al Jefe del Departamento de Estado John Kerry al acto solemne de la iza de la bandera de Estados Unidos en su embajada en la capital cubana.
Taladrid me explicaba después, que al momento de mi llamada telefónica estaba de visita con el Republicano de origen cubano Carlos Gutiérrez y con la vicepresidenta de la Cámara Comercio de Estados Unidos en el edificio de la calle Prado, que antes de la Revolución ocupaba el histórico American Club, un sitio emblemático de la Cuba de ayer y de gratos recuerdos para los empresarios y comerciantes norteamericanos de otras épocas.
Hablamos entonces telefonicamente con el ex secretario de comercio Carlos Gutiérrez a quien testimoniamos nuestra complacencia y felicitación por su valiente postura de apoyo a la nueva política del gobierno de Estados Unidos del Presidente Barack Obama de restablecer de n nuevo las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana.
La razón de la visita del colega periodista Reinaldo Taladrid, acompañado del ex secretario de Comercio de Estados Unidos Carlos Gutiérrez, a las antiguas oficinas del Partido Ortodoxo de Prado 109, en una fecha tan significativa como el aniversario de la muerte del líder del Partido del Pueblo Cubano quizás sea solo obra de una simple casualidad.
Pero de todos modos cumplió un objetivo como es el de darle un abrazo fraternal vía telefónica, a dos cubanos que a pesar de las diferencias en el campo ideológico, pasan por alto las discrepancias que los separan, para estrechar filas en el camino hacia unas mejores relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Mi saludo más efusivo a Carlos Gutiérrez y a Reinaldo Taladrid. Que como dijo un poeta: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Y hasta mañana martes amigos de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.
Carlos Gutiérrez