Traducido del más allá por Max Lesnik
Joseph Goebles, el siniestro Ministro de Propaganda de Hitler refiriéndose al original método de su invención para moldear a su antojo la opinión pública de la Alemania de los años treinta del pasado siglo XX, dijo que una mentira repetida mil veces se convertía en verdad indiscutible.
En los medios de comunicación de Miami, tanto en la prensa escrita como en la radio y la televisión el método “gobeliano” tiene muchos seguidores sobre todo cuando se trata de algún asunto que tenga que ver con Cuba y su Revolución.
El ejemplo más reciente es la publicación de una supuesta información falsa según la cual los jóvenes ciudadanos norteamericanos, nacidos en Estados Unidos de padre o madre cubana, en caso de viajar a la isla con sus respectivos pasaportes estadounidenses serian obligados a permanecer retenidos en Cuba hasta que cumplan su tiempo de servicio militar obligatorio en el Ejército cubano.
Así lo publicó el diario Miami Herald y así lo repitieron también las emisoras de la radio en español a coro con todos los Canales Cloacas de la televisión local que siguen los dictados de la extrema derecha cubana de Miami.
La absurda afirmación pretendía frenar la ola de viajeros cubanoamericanos que van de visita a la isla todos los días- este año casi llegan a 400 mil- como si con una mentira repetida mil veces se pudiera tapar el sol con un dedo.
Pero en realidad bien poco caso le hicieron a los sempiternos embusteros de siempre, porque los aviones con destino a Cuba han seguido volando repletos de viajeros jóvenes der origen cubano y hasta la fecha ninguno de ellos ha sido obligado a quedarse en Cuba para cumplir el Servicio Militar Obligatorio.
No es cierto eso de que repitiendo una mentira la falsa información se convierte en verdad como decía Joseph Goebles. En el Miami cubano donde tanto se ha abusado de la mentira, ya nadie cree en la propaganda sucia contra Cuba por más que repitan su mentira mil veces. A otro con ese cuento. Digo yo.
Y hasta mañana martes amigos de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.