Doctrina Monroe, Gran garrote y Buena vecindad

Como parte de los procesos civilizatorios, durante el advenimiento de la era moderna en Europa maduraron ideas como el liberalismo económico y político, la democracia con soberanía popular, separación de poderes y otras libertades y derechos que no pudieron desplegarse allí porque no existían las condiciones políticas y culturales para realizarlas.
América fue el primer continente que se independizó de las metrópolis europeas. En 1776, casi 300 años después del descubrimiento, las colonias británicas del norte, se unieron para formar los Estados Unidos donde aplicaron las ideas políticas y económicas, así como los preceptos jurídicos más evolucionados, constituyeron eficaces instituciones y formaron un sistema político más avanzado que el existente en las metrópolis en las cuales, todavía existen las coronas y la realeza.
Aconsejados por su primer presidente George Washington, Estados Unidos adoptó el aislacionismo respecto a Europa como doctrina de política exterior, lo cual sostuvo durante unos 100 años hasta que en 1896 se involucró críticamente en la política colonial de España hacia Cuba, por lo cual la Corona ibérica le declaró la guerra.
Precisamente, para evitar conflictos estatales, las administraciones estadounidenses se habían abstenido de inmiscuirse en las luchas de liberación en Iberoamérica, reconociendo la independencia de las repúblicas latinoamericanas cuando eran hechos consumados y no podía ocasionar problemas.
Si bien, Estados Unidos apenas se involucró en las luchas por la liberación en Latinoamérica, una vez que los países alcanzaron la independencia, aludiendo a su propia seguridad, advirtió a las metrópolis coloniales europeas, que debían respetar sus estatus y no tratar de recolonizarlas lo que, obviamente requeriría operaciones militares en la región, lo cual les resultaba inconveniente.
Para fijar con absoluta su posición al respecto en 1823, durante el mensaje sobre el Estado de la Unión, el presidente James Monroe expuso los preceptos de lo que más tarde se conocería como Doctrina Monroe, entre otros:
“…Se ha considerado oportuno afirmar…que el continente americano…no debe ser considerado en adelante como sujeto de futura colonización por ninguna potencia europea…Por lo tanto…les debemos declarar que consideraremos cualquier intento de su parte de extender su sistema a cualquier parte de este hemisferio como peligroso para nuestra paz y seguridad”.
“…Con los gobiernos (latinoamericanos) que han declarado su independencia y la mantienen, y cuya independencia hemos reconocido…no podríamos considerar ninguna intervención con el propósito de oprimirlos, o controlar de cualquier otra manera su destino, por ninguna potencia europea, como una manifestación de una disposición hostil hacia Estados Unidos…”
De ese modo, inequívocamente, Estados Unidos tomó el mando de la región. Si bien el exceso de protección puede haber lesionado el orgullo de alguien, el pronunciamiento apenas tuvo impacto en el área, que entonces no tenía contradicciones importantes con el país norteño por lo cual, apenas tuvo repercusión.
Después, en la medida en que se generalizó una alianza basada en intereses económicos y políticos entre las élites gobernantes norteamericanas y las oligarquías que se apoderaron del poder en las repúblicas latinoamericanas, la actitud de Estados Unidos, que entonces  era ya una potencia, paso de protectora a dominante y comenzó una retahíla de invasiones e intervenciones conocida como “diplomacia de cañoneras”.
Ajena toda diplomacia, la expresión formulada por el presidente Theodore Roosevelt, en 1904 se asumió como una reinterpretación de la Doctrina Monroe, la cual fue dotada de un “corolario”, según el cual, Estados Unidos debe actuar como una especie de “policía del mundo”, con prerrogativas para tomar medidas y prevenir mediante acciones militares cualquier desviación de algún estado de la línea trazada por el liderazgo americano.
Muchas veces se menciona el Gran Garrote como: una política nueva para un nuevo siglo que incluía además del garrote, la diplomacia del dólar que asumió la forma de inversiones, concesiones leoninas y empréstitos.
Así, de la Doctrina Monroe se pasó a la “Política de Gran Garrote”, utilizada entre otras acciones para obtener concesiones territoriales, la más importante de las cuales fue la separación de Panamá de Colombia y la apropiación de las tierras necesarias para la construcción del Canal de Panamá.
En un contexto te crisis económica mundial y amenazas de guerra debido al del fascismo hitleriano en Europa en los años treinta, el presidente Franklin D Roosevelt, ante la VII Conferencia Panamericana en 1933  acuñó la llamada política del buen vecino que abrió paso a una época de moderación que procuró reforzar la solidaridad hemisférica bajo el liderazgo de Estados Unidos y reforzar el panamericanismo de cara la confrontación con las potencias del eje en la II Guerra Mundial.
En dos siglos Estados Unidos ha cambiado tres veces su política latinoamericana: Doctrina Monroe + Corolario de Roosevelt, Gran garrote, Buena vecindad, aunque la esencia imperialista e intervencionista se ha mantenido inalterable.
El empeño imperialista ha contado, no pocas veces, con la sumisión de los gobiernos latinoamericanos de turno. Según el historiador Eusebio Leal: “Estados Unidos ha invadido muchas veces, pero muchas veces le han abierto la puerta desde dentro. Allá nos vemos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *