Cerdos más que cochinos

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Abril, cuarto mes del año en el Calendario Gregoriano, mes en que comienzan a abrirse las flores. En Cuba, especial, pero no por flores. Por combates, metralla y muerte. En 1961 una gran invasión militar organizada por la CIA atacó por el sur de la provincia de Matanzas, luego de bombardear el día 15 bases militares en La Habana y Santiago de Cuba. Cuba-conmemora-su-triunfo-en-Bahia-de-Cochinos-en-medio-del-deshielo-con-EE.UU

Fidel en la céntrica esquina habanera de 12 y 23 proclamó el día 16 el carácter socialista de la Revolución. Y la invasión que el día siguiente desembarcó por Bahía de Cochinos fue derrocada en 72 horas.

Cochino se llaman a los cerdos y como adjetivo se endilga a una persona sucia, asquerosa, repugnante. Presagios de la historia que eligieran esa bahía, aunque no todos los invasores fuesen repugnantes. Pero estos no faltaron e, incluso, el adjetivo sería flojo para calificarlos.

Uno fue Manuel Calviño, quien fue cabo de la Quinta Estación de Policía, sitio de mando nada menos que del destacado torturador Esteban Ventura Novo, quien hace unos años muriera tranquilamente en la madriguera de Miami.

El 20 de abril de 1961, un panel de periodistas interrogó a los prisioneros en el salón de actos de la Confederación de Trabajadores de Cuba, lo cual fue televisado. Calviño esquivaba las atrocidades que cometió, escudándose en que los asesinos y los torturadores fueron otros. “Yo estuve allí, pero yo no fui,” repetía.

Le preguntaron si recordaba a una señora llamada María Elena, a la que desnudo y torturó, y él se quiso proteger: “Yo fui a detenerla, pero no fui yo. Y sé que está ahí.”

Y María Elena, que vestida de miliciana estaba allí, contó:

“Lo primero que me hizo fue darme una trompada que me fracturó el esternón. Y después siguió dándome trompadas, patadas y me rompió la bata y me entregó a Carlos Alfaro para que abusara de mí, y me rompieron dos vértebras. Cuando estaba desfallecida y me venía en sangre me rompieron los tímpanos. Me llevaron a la Novena estación. Fuiste un miserable. Y en aeropuerto te iba a tirar y si no es por Camilo te mato. Te veo hecho un guiñapo, pero yo sigo aquí con mis vértebras rotas, pero gritando Patria o Muerte. Y quiero formar parte del pelotón. Y también asesinaste y quemaste a Pepito Mendoza y a Morúa, porque tú fuiste del 26 de Julio y después nos traicionaste. Yo pido como revolucionaria, compañera de Machaco, (se refiere al mártir Machacho Amejeira), que me dejen formar parte del pelotón para tirarte.”

Calviño, antes, había asaltado el Banco de Bauta y fue detenido. En la prisión se hizo mayor de celdas. Abusó de los presos comunes y cuando salió se infiltró en las filas del 26 y cayó preso de nuevo.

Odón Alvárez de la Campa, quien muriera en California en el año 2010, también lo acusó: “Te entregaste a Ventura y le pediste una chapa y un revólver para ir a asesinar a tus compañeros. ¿Te acuerdas que asesinaste a Morúa y otros compañeros, que desapareciste a algunos, que mataste en la Quinta Estación a un compañero que trató de fugarse, a Emiliano Corrales, y los ametrallaste y te ensañaste con su cadáver. Asesinaste a dos compañeros del Directorio y a otros en Santa fe en presencia de su esposa e hijos. A Ramoncito, el del Vedado, lo asesinaste tú; a José que trabajaba con Machaco, los mataste tú.

El mercenario se defiende diciendo que él no actuó en esos crímenes.

“Tú sí, Calviño. En la Novena Estación ahogabas a los compañeros con una manguera de agua. Eras el agente principal de Ventura y Carratalá.”

Le señalan a otra señora que estaba allí, Pilar, la novia de Morúa.

El mercenario le dice “yo no la conocía a usted,” pero ella le recuerda: “Delante de mí lo mataste en la Avenida 106 a las 7 de la noche. Y después que lo mataste me cogiste presa y te pusiste a contarme cómo lo habías matado.”

Un ciudadano le dice: “Tú en Juan Bruno Zayas y Lacret, a las dos de la tarde, mataste a Andrés Torres, de 19 años, ¿te acuerdas?”

Aquella invasión, primera gran derrota que sufrió el imperialismo en América, fue por Bahía de Cochinos, en el mes que se abren las flores. Allí, a las flores, no solo las emporcaron. Las llenaron de sangre. Pero fueron derrotados en 72 horas. ¿Qué hubiera pasado si triunfan y los Calviño regresan al poder?

La Revolución fue magnánima. Los más de mil prisioneros fueron devueltos al país que los envió, los Estados Unidos. Por supuesto, el ex cabo Manuel Calviño, empleado también como “libertador” por la CIA, pagó sus crímenes ante el pelotón de fusilamiento.