Traducido del Más Allá por Max Lesnik.
Racismo anti-Obama
Nueve feligreses negros, entre ellos un Pastor de una iglesia cristiana murieron asesinados a balazos por un joven blanco racista que en su fanatismo delirante no cree que los hombres y mujeres de piel oscura tienen derecho a vivir en Estados Unidos, a pesar de que según sus leyes la discriminación racial es algo del pasado.
La trágica noticia ha conmovido al mundo. La sociedad norteamericana está cuestionada en cuanto a los llamados “Derechos Humanos” a pesar de que es política oficial del gobierno de Washington utilizar el tema como punto focal contra otros gobiernos extranjeros con los cuales Estados Unidos tiene diferencias en cuanto a formas de gobierno.
Le ha tocado al Presidente Obama- primer mandatario norteamericano de la raza negra -enfrentar una ola de odioso racismo exacerbado en estos tiempos, en gran medida, precisamente por la presencia de un hombre negro en la Casa Blanca.
No hay que llamarse a engaño. El racismo anti-negro y anti-hispano está debajo de la piel de una buena parte de blancos norteamericanos que se consideran los dueños legítimos del país, a quienes razas inferiores infectan la “sociedad perfecta”, construida por ellos a través de los años y que ahora los descendientes de esclavos africanos , unidos a los “indios” del sur del Rio Grande y los mulatos isleños del Caribe, han venido a contaminar esta nación con su sangre impura y despreciable.
El hecho sangriento ocurrido en una humilde iglesia negra de Estados Unidos no es un hecho aislado. No hay día que la prensa no recoja la muerte violenta de un ciudadano negro asesinado por un racista blanco, en la mayoría de los casos vistiendo un uniforme de policía. Es que la sociedad norteamericana está enferma de odio. Tanto es así que si bien la mayoría de los norteamericanos respetan a su presidente sin importarle el color de su piel, una buena parte de blancos ricos y poderosos elitistas de la extrema derecha, aunque no lo proclaman abiertamente, porque no es “políticamente correcto”, tienen al presidente Barack Obama como al hombre a odiar por haber llegado a teñir de negro con su color a la Casa Blanca.
Trágica es la situación de un país en el que se odia a su presidente no por sus acciones como mandatario, sino por el color de su piel. Los nueve ciudadanos negros asesinados por un joven blanco racista en una iglesia norteamericana bien pudieran llamarse todos ellos Barack Obama.
Y hasta el próximo lunes amigos de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.
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