Almagro: ¡Ese huevo quiere sal!

 

0015275668 Almagro con “sarpullido  anti-cubano tardío”

Al  diplomático uruguayo Luis Almagro, Secretario General de la Organización de Estados Americanos- la tristemente célebre OEA- le ha  salido en estos tiempos   un “sarpullido  anti-cubano tardío”, una  especie de enfermedad   repentina de la que nunca antes  padeció  el muy  pícaro personajillo  cuando era canciller  del  gobierno  del Presidente de su país  José Mujica un político excepcional de altos quilates  morales quien  antes , durante y  después de su mandato ha demostrado ser   un buen amigo de Cuba y cuyas relaciones políticas  y personales  con Fidel  en vida  y con  Raúl  Castro como Presidente  del  gobierno de la isla no han podido ser  mejores.

Pero el tal Almagro ha demostrado ser  bien  distinto a Mujica  como lo demuestra  su oportunismo ramplón que comenzó con  su actitud  sucia  contra  el  gobierno de Venezuela desde su posición de  mandante  de la  OEA con la  finalidad  de complacer  al  gobierno de turno en Washington- que es el que le paga  voluminoso  salario- para ahora  también enfocar  su cañones a Cuba haciendo el  papel  de agente provocador con el  montaje burdo  orquestado por  la extrema derecha del anticastrismo de Miami que intenta armar escándalo con el  tema  de Cuba  con el propósito de  llamar  la atención de la  Casa Blanca en la esperanza de que  el nuevo mandatario norteamericano revierta la política  de mejores relaciones  con la  isla iniciada por  la  anterior administración Demócrata  del Presidente Barack Obama.

El señor  Almagro que es  un viejo  camaján de siete  suelas,  sabía  perfectamente que el gobierno cubano no le iba  a dar permiso  para ir  a La Habana  en función  de “agente  provocador ” revestido con el flamante traje de Secretario General  de la  OEA  cuando Cuba  no  forma  parte  de  una organización que el  propio  gobierno  de la isla   ha bautizado  despectivamente como “Ministerio de Colinas de Washington”.

Lo que pretendía Almagro  no era otra cosa  que armar  un ruido mediático para denunciar  que  no lo habían  dejado  entrar  en La Habana porque  en Cuba  gobernaba  una dictadura. La repercusión del tema Almagro y su show no pasó de  El  Nuevo  Herald, el País  de  Madrid  y  las emisoras Cloacas  de  Miami. Poco  ruido  y  menos  nueces.

Pero el  señor  Almagro a pesar  que  tuvo que meterse el rabo entre  sus piernas  después de su frustrado  viaje  a  La Habana está por  descontado que seguirá  en su campaña  contra  Venezuela y  también contra  Cuba.  Ese huevo quiere  sal. Almagro necesita llamar  a escandalo para  que  en Washington le sigan pasando su mesada, no vaya a ser  que con los  recortes  presupuestarios  que anuncia el gobierno de Trump,  le  vayan  a cortar  la  suya.  Digo  la  mesada que otra  cosa, su vergüenza,  la  perdió  hace  rato cuando  dejó de ser canciller  del  Presidente Mujica.

Les habló para Replica de Radio-Miami  su director Max Lesnik.

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